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El bonus multimillonario del delfín de Florentino deja en el aire su futuro como CEO de ACS

El presidente del grupo de construcción, servicios y concesiones ha aparcado el nombramiento de Marcelino Fernández Verdes como consejero delegado de ACS apenas unos meses después de anunciar su llegada a la compañía para la primavera de 2016. Los compromisos que debe asumir el ejecutivo para poder percibir un jugoso bonus por su labor al frente de las filiales Hochtief y Cimic le impiden la dedicación exclusiva que le exige Florentino Pérez quien, a raíz de esta situación, deja en el aire su anunciada sucesión.

  • Marcelino Fernández Verdes, llamado a ser el sucesor de Florentino Pérez en ACS

A finales del pasado mes de abril, tras la junta de accionistas de ACS, Florentino Pérez anunció que Marcelino Fernández Verdes, al que un año antes había designado como su sucesor, se incorporaría en la primavera de 2016 como consejero delegado del grupo. Pero no ha transcurrido ni siquiera un año completo y la situación ha cambiado. El pasado viernes, preguntado por los analistas que asistieron a la presentación de resultados de la compañía, Pérez aparcó la llegada del futuro CEO hasta una fecha sin concretar: “Hasta que estén todos los problemas resueltos”. Fue una fórmula empleada por el presidente de ACS para referirse a una circunstancia que ata a Fernández Verdes a las filiales Hochtief y Cimic, que dirige en la actualidad, para que pueda cobrar un suculento bonus que podría irse por encima de los 17 millones de euros.

Una situación que no entraba en los planes de Florentino Pérez, que ha tratado de modificar sin éxito y que no sólo demorará la incorporación de Fernández Verdes como consejero delegado de ACS sino que, incluso, podría llegar a frustrarla.

El citado bonus, que premia la trayectoria del ejecutivo como consejero delegado de Cimic, consiste en un programa de opciones sobre acciones que vence en apenas unos días. Hasta entonces, Fernández Verdes debería permanecer como primer ejecutivo de la filial australiana de ACS para poder ejecutar estas opciones a lo largo de los tres años siguientes. Pero además, también tiene que seguir formando parte del consejo de administración o bien del consejo de supervisión de la alemana Hochtief, que es la que posee la mayoría de las acciones de Cimic, al menos hasta 2017.

Esta circunstancia impide a Fernández Verdes prestar dedicación exclusiva a ACS desde su incorporación, como pretendía Florentino Pérez, si ésta se producía antes de 2017. De hecho, el anuncio de la llegada del nuevo consejero delegado en la primavera de 2016 no fue sino una medida de presión del presidente del grupo. El mensaje quedó claro: se le esperaba en los primeros meses del próximo año, su llegada dependía entonces de él mismo.

Procesos sospechosamente eternos

Es más, durante la citada junta, Pérez anunció que los procesos de integración de los sistemas de trabajo de Hochtief y Cimic en las estructuras de ACS, en los que el grupo había trabajado desde 2012 con el objetivo de homogeneizar el funcionamiento de las empresas y adaptarlas al grupo, estaban muy próximos a concluir, probablemente ese mismo año 2015, lo que dejaba vía libre para la incorporación de Fernández Verdes.

Este mensaje fue repetido por Pérez el pasado viernes delante de los analistas pero cambiando de fecha: el citado proceso podría concluir a finales de 2016. Hasta entonces, “los problemas no están resueltos del todo; lo están al 80% pero hasta que no estén al 100% no llegará el nuevo CEO”.

Ninguna circunstancia anómala ha provocado un retraso de doce meses en los procesos de integración. Lo único que ha sucedido es que Fernández Verdes ha decidido cumplir con los compromisos que le permitirán ejecutar su bonus, ligado a la trayectoria bursátil de Cimic, y cuyo éxito se ha encargado él mismo de asegurar con un programa de recompra de acciones hasta finales de año anunciado a comienzos de febrero. En apenas tres semanas, los títulos de Cimic se han disparado un 33%. A los actuales precios, el bonus de Fernández Verdes se situaría en el entorno de los 10,5 millones de euros.

Fricciones

En abril de 2015, el consejo del grupo reeligió a Pérez como presidente, con carácter ejecutivo, por tres años. Él mismo aclaró que su puesto seguiría teniendo carácter ejecutivo aun con la llegada del nuevo consejero delegado. Una forma de empezar a limitar los futuros poderes de Fernández Verdes.

Posteriormente, éste tomó una decisión que tampoco gustó nada a Pérez: prescindir de Javier Loizaga, hijo del histórico consejero de ACS José María Loizaga, como director financiero de Cimic, cargo al que había llegado apadrinado por el presidente del grupo.

Todo esto ha derivado en lo que Florentino vino a resumir con la fórmula de “aún no están resueltos todos los problemas”. Hace unos meses, Fernández Verdes comenzó a preparar su propia sucesión en Cimic con el nombramiento de Adolfo Valderas como viceconsejero delegado.

“Marcelino Fernández Verdes es el mejor consejero delegado del mundo, por eso será el CEO de ACS”, aseguró Florentino Pérez poco después del peculiar anuncio de su sucesión, en el transcurso del programa televisivo Salvados, emitido por La Sexta. Con este planteamiento, su incorporación al grupo no debería demorarse más de lo esperado.

Sin embargo, las cosas han cambiado, tanto que, a día de hoy, el aterrizaje del que fuera presidente de Dragados como consejero delegado de ACS está en el aire.

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