Continúan los ataques de casas de análisis contra ACS, personalizados de manera muy clara en la gestión de su presidente, Florentino Pérez. Si recientemente ha sido Credit Suisse, ayer fue Nmas1 quien denuncia que ACS mantiene un dividendo artificialmente alto para que determinados accionistas de relevancia puedan hacer frente a su situación financiera personal. Una acusación no demasiado velada hacia Pérez, que ha incrementado su participación históricamente en la constructora a crédito y es el único accionista de referencia con funciones ejecutivas.
Nmas1 afirma que “ACS está pagando un dividendo que no puede afrontar, probablemente para apoyar las necesidades financieras de algún accionista relevante”. Esa afirmación va por el propio presidente de la compañía, aunque tampoco hay que olvidar a los Albertos, que también han incrementado posiciones en el pasado mediante deuda. Mediante el elevado dividendo, los accionistas de los que habla Nmas1 podían hacer frente a su situación crediticia personal, aunque un pay out tan alto haya erosionado en el pasado los recursos de la compañía.
Para la entidad financiera, la constructora tiene que afrontar tres medidas urgentes si quiere normalizar su situación financiera: “recortar el dividendo, reducir totalmente su posición en Iberdrola e intergrar Hotchtief”. Aparte de la remuneración al accionista, Iberdrola es un empeño absolutamente personal de Pérez.
Aunque la reciente reducción en la eléctrica que preside Ignacio S. Galán “va en la dirección correcta”, en opinión de Nmas1, la constructora que preside Pérez debe liquidar la inversión en la eléctrica, así como su negocio renovable, “por unos 4-000-4.500 millones de euros, que deberán ser utilizados para recortar deuda”.
Por otro lado, asegura que debe fusionar Hotchief, para beneficiarse de su bajo apalancamiento y posibles activos para la venta. Sin embargo, lo más llamativo es su análisis sobre el dividendo.
La entidad de análisis indica que, de momento, “la deuda sigue siendo muy alta y las expectativas de negocio pobres”. Las realizaciones en Iberdrola y Abertis han rebajado la carga financiera en 1.200 millones de euros, hasta 9.700 millones o 5 veces deuda/Ebitda.
El banco de inversión que comanda Santiago Eguidazu cree que este porcentaje debe estar en el entorno de 1-1,5 veces, por lo que, de momento, mantiene su opinión negativa sobre la firma, con una recomendación de venta, aunque con un precio objetivo de 17,78, por encima de mercado actualmente.
Castigo a los constructores
En cualquier caso, cada vez son más las voces que se alzan contra los símbolos del sobreapalancamiento del pasado, que tanto ha contribuido a la crisis en España. Aunque, conforme la documentación que ha presentado ACS de cara a la junta de accionistas, la participación en Iberdrola sigue siendo estratégica.
Los mercados hace tiempo que lo tienen claro. Compañías como ACS, Sacyr o FCC han sido pasto de los operadores bajistas, por lo que acumulan espectaculares caídas en Bolsa. Firmas como Sacyr valen 1,2 euros en Bolsa rondan los 500 millones de euros en capitalización. En esta compañía ya cayó su anterior presidente, Luis del Rivero, empeñado a título personal en una inversión en Repsol que casi hace quebrar a la constructora.
Los antaño todopoderosos constructores, que lideraron las grandes operaciones corporativas, con créditos sindicados de miles de millones de euros, son ahora objeto de duras críticas de algunas casas de análisis.