Gamesa, la multinacional de nuevas tecnologías especializada en aerogeneradores, despedirá a 164 de sus casi 5.000 empleados en España (y 8.500 en total). Lo que hace una semana era un temor emanado de sus representantes sindicales, hoy es un hecho: al menos una docena de trabajadores ya ha salido de las fábricas que el gigante eólico tiene repartidas por casi toda España, según ha podido saber Vozpópuli.
Para despedir a ese centenar y medio largo de empleados, la compañía no recurrirá al cada vez más usado Expediente de Regulación de Empleo (ERE), ampliado con la reforma laboral del pasado 12 de febrero. Siempre con la reforma del mercado de trabajo bajo el brazo, Gamesa está utilizando otro modus operandi más sigiloso: despedir individualmente a cada trabajador “debido a la fragmentación geográfica de la empresa”, cuenta una fuente. Así, al echar a personal de sus tres factorías clave en Zamudio (Vizcaya), Pamplona y Madrid, además de otros operarios en Madrid, Castilla y León, Galicia y Andalucía, la multinacional puede ampararse en el artículo 52 de la reforma laboral.
Dosificando los relevos en cada fábrica, Gamesa se ahorraría un ERE (artículo 51, de los despidos colectivos) pero puede despedir con una indemnización de 20 días por año trabajado con un tope de 12 mensualidades.
¿Con qué fin? En primer lugar, evitar el periodo de 30 días de negociación que marca la ley: ese ese plazo, el grupo presidido por Jorge Calvet no podría despedir a nadie. Y también, añade un miembro del comité de empresa, lanzar un ERE más adelante, cuando hayan culminado los despidos individuales.
El miércoles, Gamesa presentará sus resultados del primer trimestre del año, claves para poder aplicar la reforma laboral, que exige encadenar “una situación económica negativa” durante tres trimestres consecutivos. En 2011, la eólica obtuvo beneficios por valor de 51 millones, un 2% más que el año anterior, debido a su actividad en el extranjero, fundamentalmente en China e India. No obstante, el año pasado el grupo cerró sin ventas en España, donde no consiguió facturar ni un solo megavatio.