Las finanzas de ACS vuelven a aproximarse a un momento delicado, como sucediera hace tres años con un complejísimo proceso de refinanciación. El grupo constructor y de servicios que preside Florentino Pérez necesita de forma acuciante reducir su endeudamiento y buena prueba de ello ha sido la maniobra que ha llevado a cabo para amortizar anticipadamente los bonos convertibles en acciones de Iberdrola que emitió entre octubre de 2013 y marzo de 2014. La reducción de 1.125 millones de euros de deuda que supondrá la operación tendrá un coste mínimo adicional para la compañía de 110 millones de euros.
Sin duda, la amortización anticipada no es ni mucho menos el mejor de los escenarios para ACS. Las dos emisiones de bonos convertibles en títulos de Iberdrola contaban con un vencimiento a cinco años y unos tipos de interés totalmente asumibles de entre el 1,62% y el 2,32%. Pero la compensación a los bonistas prevista para el próximo lustro en forma de cómodos cupones trimestrales deberá llegar ahora de un plumazo.
En la información remitida a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), ACS no ha especificado la compensación que ofrecerá a los bonistas que acepten la amortización anticipada pero no será barata. Máxime cuando el comportamiento alcista de los títulos de Iberdrola tampoco juega a su favor.
Desde que el grupo puso en marcha la primera emisión de este tipo de bonos, por 721 millones de euros, las acciones de la compañía eléctrica se han apreciado más de un 36% y en los últimos días llegaron incluso a superar el precio de conversión establecido en la operación (5,76 euros por título).
En el caso de la segunda emisión, por 405 millones de euros, el precio de conversión quedaba fijado en 6,41 euros, una cota que Iberdrola alcanzaría con una revalorización adicional de poco más del 10% desde esos máximos registrados en las últimas sesiones.
Salida casi definitiva de Iberdrola
La amortización anticipada podrá realizarse hasta el próximo jueves, con lo que ACS se anotará la reducción de la deuda antes de que finalice el año, lo que le permitirá cerrar unas cuentas algo más saneadas. Sin embargo, el coste a pagar será demasiado elevado, con el agravante de que después de esta operación, ACS se quedará definitivamente sin un 3% de Iberdrola, con lo que su participación se reducirá al 2,6% que mantiene a través de derivados contratados con el banco francés Natixis.
Todo por recortar como sea la cifra de endeudamiento, que ACS estima en cerca de 5.900 millones de euros pero que tiene trampa contable. Desde hace más de cuatro años, el grupo mantiene desconsolidada la deuda asociada a su negocio de energías renovables, con la excusa de que es un activo para la venta. Pero esa venta no llega y la argucia contable se ha extendido en el tiempo hasta convertirse en insostenible.
De esta forma, si ACS no articula mecanismos para reducir la deuda, se encontraría de golpe con un incremento del endeudamiento que se iría por encima de los 9.000 millones de euros.
En las últimas semanas se ha hablado de una posible salida a Bolsa de los activos renovables de la compañía, que no ha terminado de concretarse, y también de una venta de parte de sus activos en México a través, también, de una OPV en el mercado azteca que, por el momento, está en fase de estudio. Pero el objetivo es el mismo: recortar la deuda como sea.