Las urgencias han vuelto a ser malas consejeras para afrontar una operación empresarial. ACS logró al fin colocar su filial de medioambiente y servicios urbanos Urbaser, un objetivo que perseguía desde hacía varios años y que reactivó por enésima vez a finales de 2015. Sin embargo, el resultado no ha sido precisamente óptimo. El grupo presidido por Florentino Pérez ha terminado por aceptar la oferta del grupo chino CNTY, con un precio máximo de 1.400 millones de euros, es decir, unos 600 millones más la deuda de Urbaser, cuando al inicio del proceso llegó a pedir casi 2.500.
Al final, se impusieron las prisas por cerrar la operación antes de fin de año, lo que permitirá que Pérez cumpla con lo prometido en junta de accionistas y concluir 2016 con un beneficio superior a los 1.000 millones de euros. Un objetivo literalmente imposible de alcanzar sin los extraordinarios de esta operación.
La constructora intentó vender Urbaser en 2015 por 2.500 M.
ACS volvió a intentar la venta de Urbaser a finales de 2015. Por entonces, el objetivo del grupo era ingresar en torno a los 2.500 millones de euros por la operación. Una cantidad que espantó a no pocos interesados en hacerse con la compañía. Entre ellos, el gigante francés Suez, que en su día no ocultó estar estudiando la operación, aunque su consejo terminó por rechazarla, precisamente por considerar demasiado elevado el precio.
De esta forma, Florentino Pérez se vio obligado a dar una vuelta de tuerca a la operación y rebajar de forma significativa el precio. Entre otras cuestiones porque ACS sigue sin lograr una de las metas que persigue durante los últimos años: conseguir una calificación crediticia para poder acudir a los mercados de deuda en busca de financiación y reducir el peso de los bancos en su esquema de endeudamiento.
Para lograr este hito, el grupo debe reducir aún más sus cifras de deuda, cuya cuantía bruta supera los 10.000 millones de euros.
Cumplir con los accionistas
En este sentido, Urbaser pasaba por ser uno de los activos que podía contribuir a conseguir esa reducción. La filial presenta una deuda en el entorno de los 800 millones de euros. En anteriores oportunidades, ACS prefirió esperar al no poder lograr el precio que pretendía. Sin embargo, en esta ocasión no ha tenido más remedio que rebajar ampliamente sus pretensiones.
Para el grupo de construcción y servicios, concluir la venta de Urbaser antes del cierre del ejercicio es fundamental, tanto para la comentada reducción de la deuda como para anotarse las plusvalías y poder concluir 2016 con un beneficio por encima de los 1.000 millones de euros. Fue el compromiso adquirido por Florentino Pérez con sus accionistas hace dos años y que no podría cumplir, ni de lejos, si la operación no lograba cerrarse antes de final de año.
Un hito que, por sí mismo, se revelaba como no muy ambicioso, teniendo en cuenta que ACS ya ganaba más de 1.000 millones de euros hace diez años, con el agravante de que, por entonces, no tenía el control de la constructora alemana Hochtief, con la que estudia fusionarse cuando las circunstancias del mercado lo permitan.
Ahora, hay que esperar a que se pronuncien las autoridades reguladoras para dar por concluida definitivamente la venta. De este modo, ACS no podía esperar mucho más para rematarla, aunque ello supusiera renunciar a los planteamientos económicos iniciales.