El fundador de Inditex y dueño de la cuarta fortuna del mundo, Amancio Ortega, es uno de los mayores inversores mundiales en inmobiliario. Las cifras que ha movido el dueño de Zara en el ladrillo superan a la de grandes empresas del sector e incluso a las que están moviendo las nuevas socimi, que han animado de forma notable el mercado español en el primer semestre. Una de las más impactantes, los más de 1.300 millones de euros que Ortega ha inyectado a su filial inmobiliaria en los últimos dos ejercicios.
Esta es la clave de que Pontegadea Inmobiliaria, el vehículo empleado por Amancio Ortega para operar en el sector y que cuenta con activos valorados en más de 4.500 millones de euros, tenga un endeudamiento financiero de apenas 280 millones de euros. La liquidez proviene casi por completo del propio empresario a través de otras sociedades instrumentales con las que controla su inmenso patrimonio.
Así, de acuerdo con las últimas cuentas de Pontegadea publicadas en el Registro Mercantil, durante 2013 Ortega inyectó 638 millones a su filial inmobiliaria a través de dos aportaciones diferentes.
En este ejercicio, el ex presidente de Inditex realizó notables inversiones en el exterior, especialmente con la compra del emblemático bloque de oficinas londinense de Devonshire House, por unos 480 millones de euros, y otro edificio en Nueva York, donde ya posee nueve activos inmobiliarios, por cerca de 70 millones de euros.
Mientras, en 2012 la cifra se fue hasta los 680 millones de euros, en este caso mediante una operación de capitalización de una serie de préstamos concedidos por patrimoniales del propio Ortega.
El dividendo de Inditex
El origen de estas cantidades tan notables se sitúa mayoritariamente en los dividendos de Inditex que percibe quien es su principal accionista, con una participación que se ha mantenido en el 60% desde que la compañía saliera a Bolsa en la primavera de 2001.
En estos dos últimos años, Ortega ha percibido cerca de 1.700 millones de euros por este concepto. Las tres cuartas partes han ido a parar al ladrillo más selecto: emblemáticos edificios de oficinas en las principales plazas inmobiliarias del mundo, quizá con la excepción de París que, hasta ahora, es su asignatura pendiente.
La estrategia de Ortega con el sector inmobiliario ha tenido su inversa en lo que se refiere a inversiones financieras. El dueño de Zara ha ido vendiendo progresivamente sus participaciones en empresas cotizadas, hasta el punto de que actualmente, tras enajenar lo que le restaba en NH Hoteles y Banco Popular, Ortega tan sólo tiene presencia en Bolsa a través de su participación en Inditex.
También liquidó las dos voluminosas sicav que creó precisamente a raíz de la salida a Bolsa del gigante textil con el fin de canalizar parte del dinero que obtuvo por la venta de las acciones en el contexto de la OPV.