No va más para el AVE La Meca-Medina. En apenas unos días, los trenes comenzarán a circular por la línea de alta velocidad que unirá las dos ciudades sagradas de Arabia Saudí en lo que serán los primeros ensayos sobre las vías. Será un momento crucial para el consorcio Al-Shoula, de mayoría española, sumamente cuestionado por las autoridades locales debido a los retrasos que acumulan los trabajos y que incluso ha recibido la amenaza de una posible rescisión del contrato, valorado en algo más de 6.000 millones de euros.
La Organización Saudí de Ferrocarriles (SRO, por sus siglas en inglés), el contratista de una de las más emblemáticas línea de alta velocidad en el mundo, no ha querido esperar más y ha metido toda la prisa posible para que el servicio esté disponible para el próximo año. Las pruebas sobre vías serán fundamentales para determinar hasta qué punto el consorcio ha dado con la solución para solventar los problemas derivados de las tan comunes tormentas de arena en el desierto que atravesará la línea.
Los primeros ensayos se llevarán a cabo en el tramo que discurre entre Medina y la ciudad denominada Rey Abdalá, en honor al monarca saudí recientemente fallecido y principal impulsor del proyecto. Se trata de una urbe construida prácticamente de la nada y pensada para ser el centro de negocios del país.
La distancia que recorre la línea entre ambos puntos es de casi 260 kilómetros y los convoyes del fabricante español Talgo que ya han llegado hasta el país saudí deberán ser capaces de alcanzar una velocidad punta de 300 kilómetros por hora, la establecida para que sea la oficial cuando el servicio esté en marcha.
Los trenes que han llegado hasta tierras saudíes constan de dos locomotoras y 13 coches, capaces de albergar 420 pasajeros, aproximadamente. Precisamente, Talgo, que se encuentra en pleno proceso de salida a Bolsa, tiene previsto en las próximas horas escenificar el acuerdo alcanzado recientemente con el Gobierno local para el suministro de nuevos trenes para cubrir la línea de alta velocidad, un pedido valorado en unos 200 millones de euros.
Tensa calma tras la tempestad
Está previsto que estas primeras pruebas continúen hasta el verano para realizar una primera evaluación de los resultados. Su realización ha sido posible gracias al esfuerzo que han realizado los componentes del consorcio, que han cumplido con el compromiso que adquirieron a finales del pasado año de acelerar lo más posible los trabajos, después de que el nuevo ministro saudí de Transportes, Muhammed Al-Muqrib, amenazara con la rescisión del contrato por los retrasos en las obras.
Las compañías del consorcio, entre las que se encuentran las públicas Renfe, Adif e Ineco, acompañadas de OHL, Copasa, Cobra, además del fabricante Talgo, las consultoras Imathia y Consultrans y la señalizadora Dimetronic, acordaron dejar al margen una serie de disputas internas para centrarse en acelerar las obras y evitar males mayores.
A rebajar el clima de tensión también contribuyó el nombramiento de Santiago Ruiz como nuevo consejero delegado del consorcio (presidido por el máximo responsable de Renfe, Pablo Vázquez), que mantiene una buena relación con Al-Muqrib por su pasado empresarial en FCC, grupo que se adjudicó el contrato para la construcción de tres líneas del metro de Riad cuando el ministro saudí era alcalde de la ciudad.
Una nueva mediación del Rey Juan Carlos
El incremento de la tensión obligó incluso a la intervención del Rey Juan Carlos, cuyo papel fue considerado en su día como fundamental para que el contrato fuera a parar al consorcio español, en dura pugna con el francés.
El monarca emérito aprovechó un viaje a Arabia Saudí a comienzos de este año, con motivo de la coronación del Rey Salman (heredero de Abdalá), para trasladar el compromiso de las empresas españolas de que los trabajos estarían finalizados en tiempo y forma.
Pese a que los avances contemplados en las obras y la llegada de Santiago Ruiz parecen haber apaciguado los ánimos de las autoridades locales, la tensión permanece en todo lo alto y han seguido produciéndose movimientos en el consorcio, provocados en la mayoría de las ocasiones por expreso deseo de la SRO. Los ensayos serán seguidos con lupa y cualquier traspié podría terminar de colmar la paciencia de Al-Muqrib que, no conviene olvidar, en su día fue un firme defensor de la oferta francesa.