No es de extrañar que el ciudadano de a pie se asombre cuando por un lado escuche que la banca española ha sido capaz de ganar más de 11.600 millones de euros en 2015 y que, sin embargo, es un sector en crisis ya que no es rentable. Por raro que parezca, es perfectamente posible que una industria que ha obtenido unos beneficios netos equivalentes a un 1% del PIB de España, esté a su vez aquejado de un problema estructural de rentabilidad que le está encaminando a un irremediable proceso de consolidación.
Las siete entidades financieras españolas cotizadas que hasta ahora han presentado resultados (falta Liberbank y el resto de cajas que no están en Bolsa) han alcanzado un beneficio neto conjunto de 11.651 millones de euros. Es un 8% más de lo registrado un año antes. Pero los resultados distan de ser brillantes, tal y como explican a Vozpópuli los distintos analistas consultados. El problema: crecen los resultados, pero también lo ha hecho el capital de los bancos, por lo que el beneficio por acción (o ROE) ha sido más bajo.
Santander (7,2%), BBVA (5,3%), Sabadell (6,34%), Caixabank (3,4%), Popular (0,83%)... El ROE de la mayoría de los principales bancos españoles ni siquiera alcanza el 8% (solo Bankia y Bankinter lo superan), porcentajes por debajo de otros sectores y que de no crecer pueden acabar haciendo de la banca una actividad poco atractiva para los inversores. Parte de esta falta de atractivo la ha vivido el sector durante los últimos meses, con fuertes caídas en las Bolsas.
"Una de las principales secuelas que ha dejado la crisis en la banca es el deterioro de la calidad de sus activos, lo que ha mermado la rentabilidad y la solvencia del sistema bancario"
Bancos más solventes, y menos rentables
Dos de las razones que explican los bajos ROE de los bancos españoles y buena parte de los europeos son las enormes provisiones dotadas a lo largo de la crisis y la cada vez mayor exigencia regulatoria por parte de los organismos supervisores. Lo explican los analistas de BBVA Research: "El ROE del sistema bancario español registró niveles muy negativos en 2011 y 2012 por el aumento de la tasa de mora y las dotaciones de provisiones exigidas para sanear el sistema", en la medida que éstos impactaban en la capacidad de los bancos de generar beneficios.
"Una de las principales secuelas que ha dejado la crisis en la banca es el deterioro de la calidad de sus activos, lo que ha mermado la rentabilidad y la solvencia del sistema bancario. Este artículo del dossier analiza las medidas implementadas para subsanar las deficiencias de la banca periférica", explican desde el Servicio de Estudios de Caixabank.
La crisis financiera internacional y española demostraron que los bancos no estaban suficientemente dotados de capital para afrontar un periodo recesivo largo, por lo que desde entonces las autoridades (Banco de España, BCE, EBA, Basilea...) se han propuesto incrementar los ratios de solvencia de las entidades financieras. Esta mayor solvencia repercute directamente en la rentabilidad del sector, toda vez que si se incrementan los niveles de capital entonces serán necesarios muchos más beneficios recurrentes para retribuirlos.
Pedir a los bancos que se recapitalicen tiene sus costes, y durante la crisis los ROE de la banca europea han descendido a la mitad, tal y como muestran los datos de un reciente informe de la consultora PwC. "Si los bancos son rentables, sus decisiones de capital no deberían aumentar por encima de su generación orgánica de capital (resultados netos de dividendos y de incremento de activos ponderados por riesgo), porque de lo contrario se estaría condenando a bancos viables a realizar permanentes ampliaciones de capital", opinan.
Otro de los problemas estructurales (por lo menos durante los próximos años) será el entorno de tipos próximos a cero o incluso negativos. Esta situación, provocada por el BCE con el fin de facilitar el acceso al crédito y la liquidez, ha impactado en las cuentas de resultados de los bancos, toda vez que los márgenes de intereses se han desplomado durante los últimos trimestres. Sin margen de intereses no hay capacidad de generar ingresos recurrentes, y sin ingresos recurrentes la rentabilidad de la banca cae si ésta ha de incrementar sus niveles de solvencia (es decir, de capital regulatorio).
Soluciones: fusionarse y cerrar oficinas
El problema de rentabilidad de la banca española, a la vista de que los ratios de capital y los tipos bajos han venido para quedarse (al menos un tiempo), tiene diversas vías para afrontarse. En el medio y largo plazo con el desarrollo de más y mejores productos bancarios, con la obtención de más comisiones por servicios de más valor añadido, y la mayor vinculación de los clientes (para venderles asesoramiento, soluciones más allá de créditos y depósitos...).
Pero en el corto plazo no se puede contar con estas palancas. Es en este contexto en el que entran en juego las fusiones promovidas por el Banco de España: a mayor tamaño, los bancos pueden llevar a cabo ajustes por economías de escala (reducir costes de proveedores, centralizar procesos...), fomentar sinergias y eliminar duplicidades. Y mientras, están desarrollándose ajustes en cada entidad, que según los cálculos de Funcas llevarán al cierre de 3.000 oficinas y a la reducción de plantillas en unas 15.000 personas. Según datos de BBVA, entre 2008 y 2015 el número de oficinas se ha reducido en un 31% y el de empleados en un 25%, con el objetivo de reducir costes e incrementar eficiencia.