La actual sede de Bankia es uno de los mayores atractivos del mercado inmobiliario español, aspecto que no ha pasado desapercibido para Tishman Speyer, que ya se ha puesto en marcha para intentar lograr su objetivo de lograr una de las joyas del sector en España. No han sido pocos los que se han acercado a la entidad financiera preguntando por el inmueble pero pocos con la capacidad del grupo norteamericano.
Bien podría decirse que Tishman es dueño de medio Manhattan, al menos del corazón financiero de Nueva York. Sólo su cuartel general, situado en el emblemático Rockerfeller Center, ya es paradigmático de su impresionante cartera. También es propietario del Chrysler Building, del imponente rascacielos que sirve de sede al grupo asegurador MetLife y también del bloque del 520 de Madison Avenue, uno de los edificios de oficinas más grande del mundo.
Con presencia en otros ocho países (entre ellos, Reino Unido, Alemania, Italia y Francia) y una cartera de activos valorada en más de 50.000 millones de dólares (unos 38.900 millones de euros), Tishman quiere tener presencia en España y más concretamente en Madrid. Después de perder la oportunidad de adquirir Torre Picasso, que acabó en manos de Amancio Ortega, el fondo estadounidense se ha planteado el reto de que la torre de Bankia no se le escape.
Según fuentes del sector, Tishman estaría dispuesta a pagar unos 200 millones de euros por un activo que está a la venta pero del que Bankia no tiene prisa por desprenderse sino que espera la llegada de una oferta de las que no se puede rechazar. Unos de los atractivos de la torre KIO para Tishman es que está ocupada, con lo que mediante una operación de sale & leaseback (el propietario del activo lo vende pero permanece en él con un contrato de alquiler) se aseguraría una renta desde el primer momento.
Competidores
El fondo también ha valorado la torre de Bankia en el complejo Cuatro Torres (en los antiguos terrenos de la Ciudad Deportiva del Real Madrid) pero la operación sería más cara y, además, el inmueble está prácticamente desierto, salvo dos o tres plantas.
Caja Madrid adquirió esta torre a Repsol, su primer propietario, por unos 800 millones de euros, una cantidad que, en estos momentos, se encuentra claramente fuera de mercado por lo que no sería tampoco la primera opción para la entidad a la hora de colocar el activo en el mercado, aunque no generaría un impacto en su balance al estar provisionado.
El obstáculo que se encontró el propietario del Rockefeller Center para hacerse con Torre Picasso no fue estrictamente económico sino de liquidez. Tishman ofreció una cantidad muy similar a la de Pontegadea pero no estaba dispuesto a hacer un desembolso como el de Amancio Ortega, que al momento de certificarse la operación ya puso algo más de 100 millones de euros, el 25% de la transacción.
Al contrario que entonces, Tishman se encuentra con un propietario que tiene menos prisa por vender y, por lo tanto, más tiempo para negociar con lo que todo podría ser una cuestión de tiempo.
El grupo británico Heron es otro de los interesados por el activo de Bankia. De menor tamaño de Tishman, Heron está más centrado en su mercado local, aunque también cuenta con activos en el centro de Europa y EEUU. Precisamente, la adquisición de un edificio singular en España contribuiría a diversificar su cartera, lo que ha llevado a su equipo a estudiar la operación.