La crisis se ha cebado especialmente con el sector cementero, cuya depresión lleva camino de convertirse en una ruta sin fin. Todas las alarmas han saltado ya en torno a los principales productores, sobre todo porque los descensos registrados en la primera mitad del año han superado con creces las previsiones más pesimistas.
A finales de 2011, la patronal Oficemen admitía no saber cuándo se tocaría fondo aunque tenía claro que no sería durante el presente ejercicio. Así, la industria preveía nuevos recortes de producción y consumo, de entre el 8% y el 10%. Pero la situación es tan complicada que estos pronósticos ni siquiera se aproximan a la realidad.
En los cinco primeros meses del año, la producción de cemento se ha reducido casi un 29% en relación con el mismo periodo del pasado año, en la que ya se registraron los peores datos del sector desde 1987. Mientras, el consumo se ha retraído un 34% también respecto al inicio de 2011.
Cuando la crisis comenzó a hacer mella en el sector, que en 2007 había reflejado cifras récord de producción, con una cifra de 56,1 millones de toneladas, las previsiones de Oficemen apuntaban a una fuerte caída para 2009, de entre un 32% y un 35%. En este caso, la industria “clavó” los números. Sin embargo, ahora parece que la situación está fuera de control ya que los pronósticos apuntaban a que los descensos se fueran atemperando, cuando la realidad apunta a descensos muy superiores a los esperados.
Una agonía de cinco años
Todo ello hace que en la actualidad las cifras de consumo y producción que se registran en la industria sean similares a las que se daban a finales de los años 60.
Los recortes en obra pública y el estallido de la burbuja inmobiliaria han colocado al sector en una situación muy complicada en la que están en juego numerosos empleos. En los años centrales del boom inmobiliario, España se situaba a la cabeza de producción de cemento en Europa, por encima de países como Italia, Alemania, Francia y Reino Unido. Sin embargo, la agonía se prolonga ya durante cinco años y no parece que vaya a parar ahí.