Liberbank, el banco liderado por Cajastur, ha decidido crear un 'banco malo' para cubrirse de los activos inmobiliarios de CCM no cubiertos en el Esquema de Protección de Activos (EPA) recibido tras su adjudicación. Esta sociedad inmobiliaria, bautizada como Retamar, se encargará de la comercialización del ladrillo de la antigua caja manchega. Además, en el caso de que Liberbank necesite de ayudas públicas tras conocerse en septiembre los resultados del test de estrés individual, Retamar se convertirá en el vehículo en el que CCM desconsolide todo su ladrillo, como obligará Bruselas con las entidades que reciban fondos europeos.
A diferencia de los mecanismos de protección otorgados en el caso de la CAM o Unnim, en el que sus compradores (Sabadell y BBVA, respectivamente) están cubiertos por el 80% de las futuras perdidas en un plazo de 20 años, el EPA construido para CCM sólo cubría una parte de su cartera dañada de créditos. Cajastur recibió 2.475 millones en garantías por los créditos morosos que pudieran aparecer en los próximos cinco años y 1.300 millones en capital.
Con la creación de Retamar, el grupo Liberbank ya cuenta con una sociedad de gestión inmobiliaria para cada una de las entidades que conforman el SIP formado por Cajastur, Caja Extremadura y CajaCantabria.
Caja Castilla La Mancha (CCM) fue la primera entidad financiera española en ser intervenida tras el comienzo de la crisis económica y el pinchazo de la burbuja inmobiliaria. Aunque la caja fue adjudicada en un proceso de subasta a Cajastur (integrada ahora en el grupo Liberbank), las pérdidas provocadas por sus inversiones en el ladrillo todavía siguen deteriorando las cuentas del Fondo de Garantía de Depósito (FGD).
Según se desprende de la memoria del fondo del pasado ejercicio, este organismo desembolsó 510 millones en 2011 para cumplir con el esquema de protección de activos (EPA) que obtuvo Cajastur cuando tomó el control de CCM. A lo largo de 2012, el FGD deberá pagar 524 millones más para cubrir los saneamientos del nuevo Banco CCM. La estimación que el grupo ha realizado del volumen global de pérdidas a las que deberá hacer frente el FGD es de 1.621 millones.
Para compensar en parte la inyección de recursos del fondo, la caja manchega le cedió su cartera industrial. Sin embargo, en los dos ejercicios que han transcurrido desde que se quedó con las participadas de CCM no ha podido realizar ninguna desinversión importante y, además, ha ido acumulando importantes minusvalías. Inversiones como El Reino de Don Quijote (12,8%), el aeropuerto de Ciudad Real (30,36%) o Tranvía de Parla (15%) y, especialmente, Midamarta (la filial inmobiliaria de la caja manchega) suponen una losa para el fondo, que en octubre de 2011 se fusionó con el fondo de los bancos y el fondo de las cooperativas de crédito.