La Confederación Española de Organizaciones Empresariales prevé iniciar en septiembre el proceso para elegir a su nuevo líder. La intención de la patronal es debatir el calendario electoral en la Junta Directiva que se celebrará el próximo mes y dar el pistoletazo de salida a una carrera por la presidencia en la que, en principio, Antonio Garamendi –vicepresidente y representante de CEPYME- parte como el gran favorito, una vez ha quedado prácticamente descartado que Cataluña y Madrid presenten a sus propios aspirantes. Eso sí, los últimos meses de Juan Rosell en el cargo no serán un camino de rosas si Moncloa confirma su intención de subir los impuestos a las empresas.
Garamendi todavía no ha oficializado su candidatura, aunque en la patronal se da por hecho que próximamente confirmará su intención de suceder a Juan Rosell. En 2014, perdió los comicios por 33 votos de diferencia, aunque se integró en el Comité Ejecutivo del actual presidente y ha formado parte de forma activa de la gestión de la CEOE durante los últimos años.
El vicepresidente de la patronal ha estado presente recientemente -como representante de CEPYME- en las reuniones decisivas que se mantuvieron con los sindicatos para la firma del Acuerdo para el Empleo y la Negociación Colectiva, lo que deja claro el peso que ha tenido en esta última etapa de la CEOE.
Las fuentes internas consultadas por Vozpópuli coinciden en afirmar que Garamendi tiene a su favor el hecho de que conoce bien la organización, en la que ha ocupado varios cargos representativos durante los últimos años. Ahora bien, en la Junta Directiva existen algunas discrepancias sobre su figura, pues no le ven como un líder destacado. En cualquier caso, reconocen que existe la posibilidad de que el empresario vizcaíno presente la única candidatura a estos comicios, lo que prácticamente derivaría en un nombramiento por aclamación.
Dentro de la patronal, temen que la política fiscal del Gobierno perjudique al empleo y afecte a la recuperación económica
Entre los directivos de la CEOE se especuló con la posibilidad de que las organizaciones de Madrid y de Cataluña impulsaran algún candidato. Sin embargo, esta posibilidad no parece cercana. Entre otras cosas, porque Juan Pablo Lázaro (CEIM) se descartó hace unos meses; y porque en Foment del Treball, se ha prestado más atención a la sucesión de Joaquín Gay de Montellá que a la de Rosell en la CEOE. Por otra parte, tampoco ven viable que se presente un candidato ajeno a la organización, como se ha rumoreado durante los últimos tiempos.
Diferencias con el Gobierno
Sea como fuere, la última etapa de Rosell en el cargo estará marcada por la incertidumbre existente con el Gobierno de Pedro Sánchez, con el que podría desatarse un conflicto en el caso de que decida incrementar el impuesto de sociedades o eliminar la base máxima de las cotizaciones sociales.
Dentro de la patronal, temen que este tipo de políticas afecten al empleo y perjudiquen la recuperación económica, que ha posibilitado, entre otras cosas, que empresarios y sindicatos hayan acordado recientemente incrementar el salario mínimo en convenio hasta 14.000 euros anuales para 2020.
En un estudio presentado a mediados de julio, titulado La tributación empresarial, la CEOE apunta que "incrementar la recaudación aumentando los impuestos sobre las empresas es un error". Sin embargo, "donde sí hay margen de mejora es en la economía sumergida".
El documento explica que, según las estimaciones de Friedrich G. Schneider, la economía sumergida en España representó en 2013 el 19% del PIB, mientras que para la Asociación de Técnicos del Ministerio de Hacienda, Gestha, el 26,4%. "Si se consigue una reducción de tan sólo cinco puntos porcentuales, es decir, de alrededor de 36.000 millones de euros, el incremento de recaudación sería solamente en IVA de unos 4.000 millones", incide el informe.
Es decir, la CEOE se opone al proyecto de Sánchez de incrementar la carga impositiva sobre las empresas, lo que anticipa posibles turbulencias en el último trimestre de Rosell al frente de la organización.