Más de 1.000 millones de euros. Ese es, según fuentes de la investigación, el volumen global de los contratos que durante al menos 14 años (entre 1996 y 2010) se repartieron los miembros de un cártel en los mercados del postensado y la geotecnia, dos negocios vinculados a la obra civil, que el verano pasado fueron objeto de sanciones por importe de 16,8 millones de euros por parte de la Comisión Nacional de la Competencia (CNC), por una infracción “muy grave”.
El expediente de Competencia, conocido esta semana, no analiza si se hincharon los precios de los contratos pactados, porque da por hecha esa hipótesis: “Cuando se demuestra que hay un cártel y un reparto del mercado, no hace falta demostrar los efectos”, explican fuentes de la investigación, que añaden que se puede dar “por descontado” que hubo sobreprecios. “Los miembros del cártel tenían una cuota de mercado conjunta de más o menos el 90%, con lo cual es casi seguro que tenían capacidad para distorsionar precios”, señalan las mismas fuentes. “Debió llegar un momento en que ni siquiera se sabía cuál era el precio competitivo después de tantos años de cártel”, añaden.
Expertos en competencia señalan que, en el mundo anglosajón, un cártel de estas características entra en la categoría de hardcore, vocablo inglés que, en este caso, define los supuestos más graves, aquellos en los que, en países como Estados Unidos u Reino Unido, sus responsables pueden acabar encarcelados. Fuentes conocedoras del proceso consideran este hecho clave para la denuncia que presentó una de las empresas sancionadas, DSC, que se acogió al denominado Programa de Clemencia de la CNC (rebajas o exenciones de multas para los miembros de un cártel que lo denuncien y aporten pruebas) y que se ha librado de pagar su sanción, la de mayor cuantía (5,2 millones). La denuncia llegó en 2010, tras la adquisición de DSC por parte del estadounidense Bank of America Merrill Lynch y el británico Barclays.
Al menos cinco de las siete compañías han recurrido la sanción ante la Audiencia Nacional
Lo previsible es que las empresas multadas recurran ante la Audiencia Nacional para intentar que se anulen las sanciones. De momento, a la CNC le consta que cinco de las siete compañías ya lo han hecho, lo que evitaría que paguen la multa por ahora, aunque no que alguno de los adjudicatarios de las obras objeto de reparto presenten demandas por daños y perjuicios. La trama ha causado estupor en algunas de las compañías que licitaron los contratos, que no siempre eran propiedad de las empresas sancionadas. Entre las obras hay trabajos en regasificadoras, carreteras, líneas de AVE y grandes proyectos de ingeniería como el puente sobre la Bahía de Cádiz, conocido popularmente como La Pepa, o el de Serrería, en Valencia, diseñado por el arquitecto Santiago Calatrava.
El principal cártel, con un importe de contratos objeto de reparto de 980 millones de euros, correspondía al negocio de postensado (colocación de cables, cordones o barras de acero de alta resistencia para reforzar estructuras de hormigón). En este caso, Competencia ha constatado un "reparto" de contratos entre seis empresas que dominan en torno a un 80% de ese mercado: Freyssinet (participada por Vinci y Acciona), la barcelonesa Mekano4, CTT (propiedad de la francesa Bouygues hasta 2003), DSC, Tecpresa (Ferrovial) y BBR (FCC).
La resolución de la CNC ha destapado la peculiar operativa del cártel, que en pleno boom inmobiliario, utilizó reuniones de naturaleza “lúdica” de algunos de los directivos de las empresas para enmascarar el reparto del mercado: desde visitas a las termas de Montbrió (Tarragona) hasta "partidos de fútbol o torneos de golf, torneos de juegos de realidad interactiva o actividades naúticas", como salidas en velero.
Competencia destaca que uno de los cárteles abarcaba "la práctica totalidad del mercado"
La coartada de las pachangas permitía enmascarar el intercambio de información comercial confidencial por e-mail en el cártel más consolidado, el del postensado. A las reuniones del cártel con excusa lúdica sólo asistían los miembros que participaban en el reparto del mercado en cuotas: "DSC, Mekano4, Freyssinet y CTT, no asistiendo a las mismas ni Tecpresa ni BBR". En los correos electrónicos interceptados, el cártel era identificado como "el club", y los contratos y clientes objeto del reparto, como la “liga de fútbol”, los “partidos de golf”, los “hándicaps” o, simplemente, el “campeonato”. El coordinador era "el piloto", un directivo de una de las tres empresas que lideraban la red (Freyssinet, CTT y Mekano4) y que periódicamente (normalmente, cada dos años) rotaba en esa responsabilidad.
En otro de los cárteles (el de las barras de postensado), la CNC destaca su “amplitud”, que abarcaba “la práctica totalidad del mercado, como refleja el hecho de que se repartieran más de 1.000 obras, en concreto, 1.013”, lo que conllevaba un importe conjunto de 51,1 millones que en este caso se repartieron sólo tres empresas, CTT, Mekano4 y DSC.