El reportaje 'Stranger Pigs' del programa 'Salvados', emitido en La Sexta el pasado domingo 4 de febrero, ha supuesto un duro golpe para ElPozo, una de las principales empresas cárnicas de España y también una de las marcas más renombradas entre los consumidores españoles. En el reportaje de Jordi Évole se aseguró que la compañía había rechazado participar en el mismo. Se asegura que la productora solicitó una entrevista con un alto cargo del Grupo Fuertes pero la empresa prefirió no concedérsela.
Fuentes del comité de empresa consultadas por 'Vozpópuli' señalan la "preocupación" de parte de los empleados de la compañía por los vaivenes reputacionales en un ámbito tan delicado como es la seguridad alimentaria. "Tenemos miedo, porque somos 4.500 trabajadores que dependemos del bueno nombre de la empresa". Si bien muchos confían en la potencia de su grupo y califican estas turbulencias como "una china en el pie" de ElPozo, la incertidumbre ha crecido sobre todo ante algunos supermercados que han decidido dejar de comprarles.
Desde la compañía se muestran, sin embargo, confiados en que conseguirán parar la sangría de bajas de clientes iniciada esta semana. "Algunos clientes nos han llamado para solicitar más información adicional, tras la emisión del programa, y hemos puesto a su disposición toda la documentación de que disponemos para aclarar sus dudas. Además, les hemos invitado personalmente a visitar nuestras instalaciones y conocer de primera mano nuestros procesos y métodos de trabajo. También hemos recibido muchas llamadas de apoyo y mensajes de confianza de clientes que conocen cómo trabajamos y lo exigentes que somos en todos nuestros procesos", aseguran a este diario desde Alhama de Murcia.
Cambios hacia más transparencia
Desde los sindicatos se apunta a que ElPozo pudo haberlo hecho mejor, porque estaban avisados de que Évole los había puesto en el punto de mira y aún así su equipo de comunicación no paró el golpe, lo que habría traído consecuencias. Ahora, sin embargo, la compañía apuesta por contar mucho más de sí misma y asegura que hará "todo cuanto esté en nuestra mano" para recuperar el favor de los consumidores que hayan podido perderlo.
De igual modo, algunas agencias de comunicación de relevancia ya están contactando con el Grupo Fuertes, una empresa de gran raigambre familiar que hasta ahora no cuenta con agencia de comunicación y lleva las labores comunicativas de forma interna, con el objetivo de ofrecerles sus servicios y un plan a su medida para tomar la iniciativa. En el sector se coincide en que no es habitual que una empresa que tiene tantos productos tan accesibles al consumidor no cuente con asesoramiento en materia de comunicación.
La compañía murciana asegura que hará lo que esté en su mano para superar el golpe: "Esta empresa lleva más de 64 años trabajando para ganarse precisamente la confianza del consumidor. En los últimos meses, hemos adoptado varias medidas en materia de bienestar animal con las que pretendemos ir más allá del estricto cumplimiento de los estándares de calidad en materia de sanidad, seguridad alimentaria y bienestar animal.
- Revisión de los criterios y aumento en la rigurosidad en el proceso de sacrificio sanitario.
- Implantación de una nueva certificación específica de bienestar animal.
- Incremento de la plantilla veterinaria y frecuencia de los controles a las granjas proveedoras".
Desde la empresa, sin embargo, no se ha querido comentar el motivo de que fueran precisamente ellos y no otros gigantes cárnicos como Casa Tarradellas o Campofrío los que salieran tan malparados: "El reportaje ponía el foco de atención directamente en nuestra empresa, pero lo consideramos un ataque a todo el sector".
"Imposible que entraran en la cadena alimentaria"
Si bien algunos trabajadores aseguran que los animales enfermos que se veían en las imágenes de televisión sí que se destinan a consumo humano, si bien a productos "hervidos", tanto en esta compañía como en todas, desde la compañía se niega categóricamente que esto sea así: "Es absolutamente falso que los animales que salían en el reportaje pudieran entrar en la cadena de alimentación y en nuestra línea de producción. Los controles estipulados por la legislación española y por la propia empresa hacen inviable esta posibilidad. Existen hasta tres filtros:
Inspección previa a la carga del animal por parte de veterinarios oficiales de la Administración
Inspección ante mortem de TODOS los animales, individualmente, que entran en el matadero, por parte de veterinarios oficiales de la Administración
Inspección post mortem de TODAS las canales y vísceras del animal, por parte de veterinarios oficiales de la Administración. Con ella, se determina si los animales presentan alguna anomalía, que no se haya detectado en la inspección ante mortem, y pueda indicar que no son aptas para el consumo".
Desde fuentes de los trabajadores se asegura que lo que sí que no son en ningún caso esas malformaciones son tumores, sino "bolsas de pus provocadas porque muchas veces se les pueden poner inyecciones de forma errónea". Según aseguran, muchas veces los propios veterinarios dejan las inyecciones a los trabajadores para que sean ellos los que se las pongan a los animales sin tener la preparación adecuada, provocando estos resultados.