La sociedad Inversiones El Piles, primer accionista de Duro Felguera, con el 22,39% del capital, se ha negado a firmar las cuentas de 2017 que el grupo asturiano presentó a la Comisión Nacional del Mercado de Valores a última hora de la tarde de ayer. También se han negado a firmar las cuentas de la compañía Ángel Antonio del Valle, expresidente; y la firma Inversiones Río Magdalena, con el 10%.
El apartado de las firmas de las cuentas de Duro Felguera por parte de sus consejeros contiene referencias escritas a mano de los consejeros díscolos, del tipo "No formulo las cuentas disconforme con su contenido". La ampliación de capital, de 125 millones, que estudia el grupo para refinanciar su deuda ha enfrentado a esos accionistas, que verían diluida su participación, con la actual dirección de la empresa.
El grupo, que disparó las pérdidas en 2017 hasta los 271 millones de euros, explica en sus últimas cuentas anuales que negocia el acceso a una nueva línea de financiación adicional de 25 millones de euros y línea de avales para nuevos proyectos por un total de hasta 100 millones de euros.
"Las conversaciones con las entidades avanzan a un ritmo satisfactorio y en los términos indicados", señala, "si bien el posible acuerdo estará sujeto a la realización de una ampliación de capital por parte de la Sociedad". La compañía con sede en Gijón asegura que ahora las perspectivas "sobre el desenlace de la ampliación", son "positivas".
Las negociaciones entre Duro Felguera y la banca acreedora contemplan un mantenimiento de un tramo de deuda sostenible en torno a 85 millones de euros y la conversión de otro tramo de deuda en acciones y/u opciones convertibles.
En causa de disolución
Duro Felguera admite que en cuanto no cristalice el proceso de refinanciación y ampliación de capital, "existen dudas razonables sobre la capacidad de la Sociedad para continuar con sus actividades".
El grupo presenta un fondo de maniobra negativo, resultados negativos y patrimonio neto negativo por importe de 207 millones, 271,2 millones y 164,8 millones de euros, respectivamente. El grupo sostiene que las pérdidas "se centran principalmente en un deterioro de la cuenta a cobrar en Venezuela ante el actual deterioro de la situación económica y financiera del país, así como en una mayor provisión del proyecto Roy Hill [en Australia]".
Las pérdidas extraordinarias han provocado que el patrimonio de la sociedad dominante sea negativo, lo que supone que la Sociedad dominante se encuentra inmersa en los supuestos de disolución de acuerdo con el art.363 de la Ley de Sociedades de Capital.