El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y el de La Caixa, Isidro Fainé, han mantenido contactos este mes de agosto para abordar la conveniencia del relevo de Antonio Brufau al frente de Repsol, según han asegurado a este diario fuentes de toda solvencia próximas al accionariado de la petrolera. La salida de Brufau, asunto que ayer destapó el diario Expansión, era esperada en el mercado tras los duros episodios vividos meses atrás en Repsol con la salida parcial de Sacyr, hasta diciembre pasado primer accionista, de su expresidente Luis del Rivero, y la nacionalización de YPF en Argentina. “Esta guerra tiene dos muertos: a uno lo acabamos de enterrar; el otro lo será después del verano”, dice una fuente conocedora del proceso, que asegura, no obstante, que el cambio no será inmediato.
Una serie de circunstancias proclives al relevo parecen haber coincidido en el tiempo. “Tanto Rajoy como su ministro de Economía, sin olvidar a la propia vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, quieren un nuevo presidente en Repsol”, sostienen las fuentes consultadas, “entre otras cosas porque creen que el cambio es bueno para la propia compañía, que tiene ahora mismo cerrados muchos canales… Y sí, Rajoy y Fainé han hablado al respecto”.
Al deseo del Gobierno se une el desencuentro con la mexicana Pemex, accionista importante de Repsol, que el año pasado se alió con Del Rivero en un intento de desestabilizar Repsol. Aunque el empresario murciano fue apeado de Sacyr (y del consejo de la petrolera), parece que las relaciones con la constructora tampoco son buenas. Finalmente, está el episodio de Argentina, con una Fernández de Kirchner que exige la renuncia de Brufau para abordar una eventual indemnización por la iniciativa confiscatoria adoptada con YPF.
Kirchner ha pedido la cabeza de Brufau para sentarse a negociar por YPF
La permanencia de Brufau al frente de Repsol se ha convertido en uno de los principales obstáculos para lograr una salida negociada al conflicto provocado por la expropiación, el pasado abril, de un 51% de YPF que estaba en manos de la petrolera española por parte del Gobierno de Kirchner. 'La señora' ha pedido la cabeza del ejecutivo para sentarse a hablar con la empresa española en numerosas ocasiones, y los rumores de que a Brufau le querían mover la silla han sido constantes. La salida del ejecutivo catalán, por todo ello, ayudaría a recomponer las relaciones entre los Gobiernos de Argentina y España, muy tocadas tras la expropiación.
En Repsol, sin embargo, descartan que ese relevo se vaya a producir. “No hay ninguna razón de peso que avale ese movimiento. No hay problemas de gestión en absoluto. La compañía está bien gestionada y es una de las empresas del Ibex que mejor se están comportando en esta crisis, y ahí están los resultados para probarlo". Más bien, señalan desde la petrolera, "parece el revuelo típico al que nos tiene acostumbrados el mes de septiembre desde hace años. En todo caso, mover a Brufau de la presidencia es muy sencillo: basta que Fainé se lo pida en una conversación cara a cara…”.
En principio, ese movimiento se descarta. Las fuentes consultadas creen que Fainé nunca tomará una iniciativa de ese tipo; antes, aprovechará un movimiento del Gobierno Rajoy propicio a ese cambio. Como ya ocurriera con la caída de Alfonso Cortina, antecesor de Brufau en la presidencia de la petrolera, tras la llegada al poder de Rodriguez Zapatero, el Gobierno de turno vuelve a dictar sentencia. Entonces, los encargados fueron Pedro Solbes, María Teresa Fernandez de la Vega y el propio Zapatero, aunque el PSOE no esperó nueve meses para adoptar la decisión.
El relevo no será inmediato: La Caixa tiene otras prioridades
“Hay ganas de cambio”, señala una fuente conocedora del proceso, “y el relevo se ha puesto en marcha, pero no será inmediato, ni mucho menos, porque en la Caixa hay ahora mismo otras prioridades”. Además, Pemex funciona actualmente al ralentí, como consecuencia de la larga transición en el traspaso de poderes en México, que no estará concluido hasta el próximo diciembre.
En los corrillos madrileños se daba ayer por cierta la existencia de un “tapado” en la noticia adelantada por Expansión. Se trataría de Borja Prado, presidente de Endesa y miembro del consejo de Unidad Editorial –en representación de los italianos de RCS-, editora del diario El Mundo y del propio Expansión. Se supone que su desembarco en Repsol supondría el abandono del sillón de la eléctrica por parte de Prado.
El actual presidente de Endesa habría sido espoleado por Juan Abelló, accionista relevante de Sacyr y consejero de Repsol en representación de la constructora (10% del capital). El escenario habría sido la Costa del Sol, este mismo verano, en cenas y saraos en los que habría participado, además de Prado, con mansión en Sotogrande, el presidente de ACS, Florentino Pérez, y el expresidente del Gobierno José María Aznar. Según las fuentes, el argumento de Abelló habría sido el siguiente: Prado sería “el candidato ideal", por sus excelentes contactos y, muy especialmente, porque con él, la política de dividendos de Repsol sería más favorable a los accionistas de la petrolera.
Otro potencial sustituto sería el actual director general de La Caixa, Juan María Nin, un nombre que en la entidad catalana levantó ayer no pocas especulaciones, casi ninguna buena para el mandamás de la entidad. “¿Está Fainé, como ya hiciera con el propio Brufau, tendiéndole un puente de plata a Nin para que despeje el terreno en Barcelona…?".
Otras fuentes aluden a la elevada indemnización que cobraría el presidente de Repsol en caso de despido como el mayor escollo para su salida. Brufau, que el mes pasado sostuvo que las arcas públicas “tienen que estar contentas” por los sueldos que perciben los ejecutivos del Ibex 35, por la retención fiscal que se les aplica (que consideró elevada), tiene fijada por contrato una compensación, en caso de despido, de “tres anualidades de la retribución monetaria anual total, más una anualidad de idéntica cuantía como compensación por el pacto de no competencia postcontractual durante el año siguiente a la terminación del contrato”, según el último informe sobre la política de retribuciones de la empresa.
En 2011, Brufau cobró cerca de 7,7 millones de euros, lo que equivaldría a una indemnización de casi 31 millones en caso de despido, uno de los mayores “paracaídas dorados” de la historia empresarial española. La cifra, según algunas fuentes, podría ser, incluso, superior, al no tener en cuenta el plan de pensiones que acumula Brufau como presidente desde 2004.
El desglose de su retribución en 2011 fue el siguiente: 2,671 millones para su plan de pensiones y en concepto de premio de permanencia; 2,368 millones por sus responsabilidades ejecutivas; 1,942 millones en concepto de retribución en especie y sueldo variable; 353.188 euros por su pertenencia al consejo de administración; 375.081 euros por su presencia en los máximos órganos de gestión de YPF y Gas Natural Fenosa.