"Las renovables son el futuro". Los representantes del sector de las energías verdes coinciden en dibujar un futuro liderado por las renovables en el que éstas serán la solución al problema de la dependencia de España (y Europa) y la escasez de los combustibles fósiles al tiempo que darán respuesta a la crisis ambiental y la energética. Sin embargo, el ring en el que actualmente tienen que pelear no es -a su juicio- justo y equitativo, y se muestran muy críticos al analizar la situación. Durante el encuentro Claves del futuro de las energías renovables en Europa organizado esta semana por el think tank independiente Foro Europa Ciudadana, acusaron al Gobierno español de "difundir una imagen negativa del sector, vendido como caro y poco competitivo" y pusieron en duda que se vaya a cumplir el compromiso adquirido por la Unión Europea de que un 20% de la energía utilizada sea de origen renovable en 2020.
España tiene un enorme potencial, pero le han cortado las alas y el desarrollo de la tecnología en décadas pasadas que permitió al país convertirse en un referente ahora ha sufrido un frenazo tanto en lo que se refiere a la cantidad de inversión como al apoyo institucional. Para Javier García Breva, presidente de Fundación Renovables (FER), la competencia se está jugando en el terreno de las energías alternativas y "mientras España ha arruinado su inversión en renovables en los dos últimos años, China y EEUU se han colocado como líderes en inversión". Entre los dos han invertido 160.000 millones. Es cierto que las circunstancias de ambos países no son comparables a las de España, pero es significativo que ellos sí hayan apostado por las renovables para cubrir sus enormes necesidades energéticas debido a su elevada población.
China y EEUU invirtieron entre los dos 160.000 millones pero España, convertida en vagón de cola, apenas gastó 850 en 2013, la cifra más baja de entre los principales países europeos
España, sin embargo, ha pasado a ser vagón de cola y apenas invirtió 850 millones de euros en 2013, un tercio de las inversiones realizadas en 2012, cuando éstas ya se habían desplomado un 68% atendiendo a datos de Bloomberg. Los principales países de la Unión Europea también ha reducido sus inversiones, pero aun así los 850 millones de España resultan algo ridículos frente a los 10.218 millones de Alemania, los 9.500 de Reino Unido o los alrededor de 3.000 de Francia e Italia. El ejemplo práctico en el que se traducen estas cifras y que demuestra el parón del caso español es que Alemania ha construido en un solo año tantas instalaciones como España en toda su historia. Según Luis Crespo, secretario general de Protermosolar, la falta de proyectos de futuro puede echar a perder lo que llegó a hacer a España líder mundial en tecnología, con proyectos en países como Chile o Kuwait. En este hostil contexto -denuncian- los "claros mensajes antirrenovables que se lanzan desde Europa" hacen que los inversores huyan porque no quieren arriesgar su dinero.
Europa, ¿puede pero no quiere?
Y es que los portavoces de las renovables ponen a España como ejemplo de la vuelta atrás en las reglas del juego que se están aplicando a nivel europeo. Después de establecer políticas prioritarias basadas en la eficiencia, el aumento de la competencia y la firme apuesta por las renovables, los tres objetivos marcados para el año 2030, la Comisión Europea se está planteando un cambio de modelo energético (Ver informe Política energética y sus desafíos). "La solución de la CE se aparta mucho de los análisis iniciales que planteó el Parlamento Europeo y no está actuando para corregir las modificaciones que se están haciendo de su teórico modelo de apoyo". El presidente de la Asociación Empresarial Eólica (AEE), José López Tafall, critica que "en España, que no tiene más fuentes de energía que el sol y el viento, se decidió apostar por el desarrollo industrial en renovables en 2004 y ahora resulta que Europa se replantea su futuro".
El sector critica que se haya "satanizado" a las renovables para justificar los recortes y que se les culpe del déficit de tarifa
El sector -dicen- está perplejo. Además del giro conservador de la UE que choca con la avalancha de informes positivos sobre las renovables, los representantes de las patronales eólica, termosolar y fotovoltaica critican la política energética del Gobierno, que está llevando a cabo una "contrarreforma" con el ajuste a las renovables. El presidente de la Unión Española Fotovoltaica (UNEF), José Donoso, denuncia que "actualmente las renovables tenemos que lidiar con la desventaja que supone competir con la financiación de energías fósiles y nucleares, que sin duda están en una situación favorable gracias a las instituciones". Según él, el Gobierno no tiene visión de futuro, en todo caso visión de pasado en la que se persigue "un modelo tecnológico propio de los años 60 que quizá nunca existió: el de los combustibles fósiles baratos".
Coste inmediato frente a aportación a futuro
Entre sus quejas está la de la tendencia a identificar el déficit de tarifa con el coste de las renovables. Apoyándose en datos de la Comisión Nacional de Energía, Donoso explica que las renovables, sumado a la cogeneración y los residuos han generado solo el 22% del déficit. Un 41% proviene de las decisiones políticas en materia energética (como puede ser la de no incluir el coste en los Presupuestos Generales y cargarlo en el recibo); otro 32% se debe al coste energético (gas y carbón); un 5% es por el desvío de las extrapeninsulares; y un 1% que representa el desvío de la financiación del déficit. "La cantinela del Gobierno de que las renovables son más caras es un mensaje que nos acabaremos creyendo todos", se queja Jaume Margarit, presidente de la Asociación de Productores de Energías Renovables (APPA). Los costes energéticos no aumentarían con previsiones a largo plazo. Ése es el fondo de la cuestión: cambiar o no la estrategia de inversión, es decir, seguir gastando dinero en gas y petróleo o apostar por un tipo de energía con visión de futuro. Margarit alude además al impacto macroeconómico de las renovables en España, que supone 10.500 millones (un 1% del PIB), 700 millones al año de ingresos como sector exportador de tecnología y alrededor de 113.000 puestos de trabajo (entre directos e indirectos), una cifra que, no obstante, se está reduciendo desde 2008. "Las renovables generan costes, pero también beneficios. En 2012 una reducción de costes de 4.000 millones en el precio del pool", sostiene.
"El sector eléctrico ha reaccionado como gato panza arriba cuando ha visto que van a tocar su negocio y han tocado las puertas que tenían que tocar para cambiar el nuevo modelo que se había establecido"
Entre el lobby eléctrico triunfa la idea de que las renovables tienen unas primas muy altas para tratarse de algo que no tiene futuro, y que "hemos pagado la fiesta para que ahora triunfen EEUU y China". El sector eléctrico, apunta Crespo de Protermosolar, "ha reaccionado como gato panza arriba cuando ha visto que van a tocar su negocio y han tocado las puertas que tenían que tocar para cambiar el nuevo modelo que se había establecido". Los 'prorrenovables' denuncian que se estén defendiendo los intereses de las compañías a corto plazo y olvidar el potencial de las renovables de cara al futuro. "Las eléctricas nos quieren hacer ver que están sufriendo el cambio de la política energética pero se siguen reuniendo con el ministro Soria", zanja. Otra de las más críticas es la Asociación Nacional de Productores de Energía Fotovoltaica (ANPIER). Su director, Rafael Barrena, recuerda que la CE no habla de primas a renovables, sino de "compensación excesiva a instalaciones nucleares e hidroeléctricas ya amortizadas".
Heridas de muerte con la reforma energética
El nuevo sistema de "rentabilidad razonable", incluido en la reforma eléctrica del Gobierno penaliza a las plantas más viejas y amortizadas y favorece a las más modernas. Así, las únicas instalaciones que salen beneficiadas son las termosolares, negocio que empezó a desarrollarse en 2010, que cobrarán la rentabilidad máxima. El caso contrario es el de los parques eólicos -gran parte de ellos implantados durante los primeros años de la década del 2000- y los fotovoltaicos, cuya máxima expansión tuvo lugar en 2007, percibirán una rentabilidad mucho más baja.
El sector fotovoltaico es el más perjudicado por la reforma eléctrica, cuya aplicación supondrá 900 millones menos en ingresos y puede llevar a la quiebra a muchas plantas solares. De hecho, tal y como denuncia ANPIER, 50.000 pequeños y medianos inversores decidieron meter sus ahorros en pequeñas plantas fotovoltaicas confiados de que sería un buen negocio con el asesoramiento del propio Gobierno, están ahora 'pillados' con los créditos que no podrán devolver a los bancos. De los 45.000 millones de euros financiados por la banca para negocios de energías renovables, 15.000 millones son activos tóxicos y 9.000 se dan por perdidos. Según prevén en ambos sectores, el renovable y el financiero, será imposible asumir el compromiso con los bancos y habrá que refinanciar. Un panorama nada soleado.