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Las grandes constructoras facturan más en Oriente Medio en los últimos 18 meses que en España desde que empezó la crisis

Los contratos logrados por los grandes grupos constructores y de infraestructuras españoles en Oriente Medio han llamado la atención en el mercado, especialmente por la magnitud de los mismos y su carácter emblemático. Pero más allá, este mercado lleva camino de convertirse como en una segunda casa e incluso la primera. Sólo en el último año y medio, el volumen de los contratos que han logrado en la zona estas compañías supera al obtenido en España desde que se iniciara la crisis.

El pasado lunes, FCC anunciaba al mercado que había logrado el mayor contrato jamás obtenido en la historia de la construcción española por una empresa. La compañía controlada por Esther Koplowitz lidera un consorcio que se acababa de adjudicar uno de los lotes de la construcción del metro de Riad, capital de Arabia Saudí, por un montante total cercano a los 6.100 millones de euros, de los que FCC ingresará unos 1.700. En total, la licitación supera los 15.000 millones.

El contrato es el más cercano en el tiempo pero una muesca más en la idílica relación que parece haber iniciado la industria constructora española, entre las más potentes del mundo en este sector junto a los de infraestructuras y concesiones, y los mercados de Oriente Medio.

Por el momento, el volumen de los contratos logrados por empresas españolas en la zona sólo en el último año y medio supera los 11.500 millones de euros, una cifra sensiblemente superior a la lograda en su mercado local desde que se inició la crisis, es decir, en los últimos cinco años. Al menos en obra civil, la cifra se ha quedado en algo más de 9.000 millones de euros.

Una relación que forzosamente hay que situar a inicios del pasado año, cuando se producía la firma oficial de la adjudicación de la construcción y explotación de la línea de alta velocidad La Meca-Medina al consorcio Al-Shoula, compuesto principalmente por empresas españolas, por un valor total que supera los 6.500 millones de euros.

En este grupo no sólo se encuentran empresas de construcción como OHL y ACS (a través de su filial de proyectos Cobra), sino también de los sectores de ingeniería (Indra) y ferroviario (con el trío Renfe, Adif e Ineco más el fabricante Talgo y sociedades consultoras).

Qatar, una oportunidad de 300.000 millones

No obstante, no sólo Arabia Saudí ha sido testigo de esta relación. El vecino Qatar también ha sido protagonista en este proceso. Hace algunas semanas, OHL que se había adjudicado un contrato relacionado con el metro de Doha, la capital del país, por un valor cercano a los 1.100 millones de euros. En concreto, el consorcio que lidera la empresa que preside y controla Juan Miguel Villar Mir se encargará de la construcción de dos de las estaciones más emblemáticas que formarán parte de la ampliación de la red de transporte suburbano en la ciudad qatarí.

Y la historia no ha hecho más que comenzar. Las autoridades del pequeño país de Oriente Medio anunciaron hace algunos días que contaban con un presupuesto para los próximos años de más de 330.000 millones de euros en construcción e infraestructura. Qatar organizará dentro de algo menos de diez años la Copa Mundial de fútbol y ya trató de poner a Doha en la carrera olímpica para 2020, aunque su candidatura, aún verde en estas lides, fue rechazada por el Comité Olímpico Internacional, aunque nadie duda de que volverá a intentarlo en la próxima ocasión.

Al margen de la espectacularidad de estos contratos, los grandes grupos constructores españoles han ido sumando cientos de millones de euros a sus respectivas carteras de pedidos procedentes de proyectos más pequeños pero igualmente atractivos con el sabor de los petrodólares.

El negocio desalador

Es el caso de Acciona, que a través de su división de agua ha logrado tres contratos en Oriente Medio en los últimos meses. El último, la desaladora de Fujairah, en Emiratos Árabes Unidos, por un montante de 200 millones de euros. Antes fueron las de Al Jubail y Haddah-1 y Arana-1, todas ellas en Arabia Saudí, cerca de La Meca.

El negocio desalador también le ha dado alegrías en la zona a Ferrovial. La empresa de la familia Del Pino, que insiste cada vez que tiene ocasión en su apuesta por la zona, logró un contrato en Omán por cerca de 250 millones de euros para el desarrollo de una planta de este tipo.

Recientemente, ACS, a través de su cabecera de construcción Dragados, se ha hecho con la construcción y mantenimiento de una planta industrial en Arabia Saudí, merced a un contrato valorado en unos 400 millones de euros. A través de su participada Hochtief también pujó por las obras de ampliación del metro de Doha. Uno de los principales intereses de Florentino Pérez para hacerse con el control de la constructora alemana es su excelente posicionamiento en Oriente Medio.

Un Louvre en Abu Dhabi

En esta relación cabe recordar el contrato logrado por Grupo San José en Abu Dhabi para la construcción de la sede del Museo del Louvre en el emirato, que ha reportado a la cartera de la constructora gallega algo más de 500 millones de euros, además de situarla en el mapa de la zona.

La llegada del maná de la región, con un espectacular desarrollo de la obra civil y las infraestructuras en países donde apenas había existido inversión en estas áreas pese a la opulencia de sus economías, ha coincidido con el desplome de las cifras de licitación de obra civil en España como consecuencia de la crisis.

De ahí que Oriente Medio se haya convertido en un mercado sin el que resulta difícil comprender la expansión internacional de las principales constructoras españolas en el mundo. Al margen de contratos como el de la ampliación del Canal de Panamá, que se adjudicó un consorcio liderado por Sacyr, los proyectos más espectaculares por el volumen de su presupuesto se están dando en la zona, donde hace tiempo que las empresas españolas no sólo abrieron oficinas sino que comenzaron a establecer alianzas con socios locales, cuyos frutos están empezando a florecer.

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