A finales de marzo, FCC se dio tres años para reducir un 34% su endeudamiento y dejarlo en el entorno de los 5.200 millones de euros, el principal objetivo del plan estratégico diseñado bajo el mando de su consejero delegado, Juan Béjar. Pero han bastado nueve meses para alcanzar el 50% de esta meta, merced a la venta del 51% de su división de energía, que se ha cerrado justo antes de que finalice el año.
Al cierre de 2012, el grupo que controla Esther Koplowitz registraba una deuda neta de 7.880 millones de euros, una cifra que superaba más de 10 veces el resultado bruto de explotación (Ebitda) de la compañía y era el principal lastre para el acceso a la financiación en los mercados.
De este modo, la reducción de la deuda era el principal objetivo del plan estratégico, junto a la recuperación de un Ebitda que había caído un 40% en 2012 en relación con el año anterior. El objetivo, hacer que la ratio deuda/Ebitda se redujera hasta algo más de 4 veces en tres años.
Por el lado de la deuda, el objetivo ya está cumplido al 50%. Fruto de las numerosas desinversiones realizadas a cabo por la compañía, su endeudamiento se ha reducido en algo más de 1.300 millones de euros. A la operación de su filial de energía cabe añadir otras como la enajenación de Proactiva (cuyo capital compartía con la francesa Veolia Environment), del 49% de su negocio de aguas en República Checa y de diversas concesiones tanto en España como en Reino Unido.
Un plan con adelanto
Las grandes operaciones que quedan pendientes para FCC son las ventas de su participación en la inmobiliaria Realia y la concesionaria de infraestructuras Globalvía, en las que comparte accionariado con Bankia. La primera ya está en marcha y ha sido encargada a Goldman Sachs, que también ha participado en la venta del 51% del negocio energético.
Mientras, Globalvía ya ha cumplido con la condición previa a su venta de reforzar sus fondos propios con una inyección de capital a cargo de inversores institucionales. De esta forma, todo apunta a que FCC adelantará la consecución de los objetivos del plan estratégico, una idea que ya circulaba por la planta noble del grupo después del verano. No obstante, la cúpula directiva ha optado por la prudencia en el mensaje para no distorsionar el mensaje a los mercados.
Como adelantó Vozpópuli, la compañía decidió finalmente no deshacerse de toda su participación en FCC Energía, como estaba previsto en principio, al considerar oportuno seguir teniendo presencia en un sector cuyo escenario podría cambiar en función de las diferentes demandas que se han presentado contra el contenido de la reforma energética y que afectan especialmente al sector de renovables, al que pertenecen los activos que el grupo tiene en cartera.
Nueve meses de vértigo
Han sido tres trimestres frenéticos en el grupo de construcción y servicios. A las desinversiones que han propiciado un recorte de deuda de 1.300 millones de euros en tiempo récord hay que añadir la quiebra y venta por partes de su filial austriaca Alpine y las negociaciones con la banca para la refinanciación de 5.000 millones de deuda con vencimiento en 2013 y 2014.
Y también la entrada en su capital de Bill Gates (poseedor de la mayor fortuna individual del mundo) y la reestructuración de la deuda personal de Esther Koplowitz, que ha derivado en la entrada en FCC de otra gran fortuna, el inversor George Soros.