La junta de accionistas de Iberdrola, celebrada este viernes en Bilbao, ha sido el escenario elegido por el presidente de la eléctrica, Ignacio Galán, para dar un nuevo tirón de orejas al ministro de Energía, Álvaro Nadal, en la particular batalla dialéctica que mantienen. En este caso, el ejecutivo aprovechó la respuesta que dio a uno de los accionistas que intervino en la junta para, de forma implícita, afear a Nadal el hecho de que algunas de las últimas modificaciones normativas se hayan conocido antes por cauces no oficiales. "Confío en que tengamos una regulación estable y predecible. Y que si hay cambios nos enteremos todos en el Parlamento", apuntó Galán.
No fue una asamblea tan sonada como la de 2017, cuando el presidente de la compañía energética, en pleno debate por el futuro de la central de Santa María de Garoña, sorprendió al poner en duda la continuidad de Iberdrola en el sector nuclear al asegurar que ninguna central era rentable. Sin embargo, Galán no perdió la oportunidad para dejar algunas perlas, como es habitual en sus intervenciones.
Sin duda, el máximo responsable de Iberdrola recordó con la frase el último episodio relacionado con la materia regulatoria cuando, a comienzos de año, el sector energético sufrió un considerable castigo bursátil durante unos días después de que el diario El Mundo publicara que el Gobierno articularía un recorte en las retribuciones en los negocios de distribución de electricidad y gas. Poco después, el ministro Nadal confirmó la información en sede parlamentaria, aunque matizando unas cifras que no llegaban a los 250 millones de los que se había hablado en la prensa.
Un asunto en el que llovía sobre mojado, toda vez que algunos meses antes un informe del banco de inversión estadounidense Goldman Sachs, que se hacía eco de estos posibles recortes, ponía en alerta al sector y generaba la correspondiente incertidumbre que también se tradujo es significativas caídas en Bolsa.
Siemens Gamesa, en manos de la CNMV
De ahí que el, en principio, neutro mensaje de Galán sobre la regulación tenga, en este caso, un claro destinatario. Como en su día el de la energía nuclear. En este sentido, Galán también recordó, a preguntas del representante de un grupo ecologista que pidió el cierre de todas las centrales, que Garoña ya está cerrada y que su desmantelamiento se encuentra en manos de Enresa.
El presidente de Iberdrola también se acordó de otro de sus íntimos enemigos en los últimos meses: Siemens, su socio en la antigua Gamesa. Igualmente, Galán aguardó a que sus discrepancias con el grupo alemán por la gestión de Siemens Gamesa (en la que Iberdrola conserva algo más de un 8%) formara parte del menú de las intervenciones de los accionistas. En respuesta a uno de ellos (que le instó a defender los intereses de la eléctrica en Siemens Gamesa), Galán aseguró que seguirán luchando para que las decisiones de esa empresa vayan "a favor de todos los accionistas y no solamente de uno", en referencia al grupo alemán.
Además, Galán también dejó entrever que la polémica entre los socios ya están en manos de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) que, en su día, eximió a Siemens de lanzar una OPA sobre Gamesa por la aceptación de una serie de compromisos con los minoritarios (especialmente Iberdrola) que la eléctrica con sede en Bilbao considera que no está cumpliendo. "La decisión sobre si Siemens debe lanzar una OPA sobre Gamesa corresponde a la CNMV".
Ganar 3.000 millones en 2018
En su discurso, Galán se mostró optimista sobre la evolución de Iberdrola en los primeros meses del ejercicio, en el que las condiciones climatológicas, con abundante lluvia y viento, han sido muy diferentes a las de hace 12 meses. El presidente de la compañía señaló que Iberdrola podría cerrar el ejercicio con un beneficio en el entorno de los 3.000 millones de euros, lo que supondría un incremento cercano al 7% en relación con el año anterior.
El ejecutivo no se mostró especialmente inquieto por la evolución del proceso del Brexit y recordó que la mayor parte del negocio de Iberdrola en Reino Unido está regulado y que, además, no tiene que traspasar fronteras. Tampoco previó grandes impactos por la reforma fiscal aplicada por el presidente de EEUU, Donald Trump, al margen de los ingresos que se apuntó en 2017 y que le permitió salvar las cuentas de la compañía en un ejercicio especialmente complicado.