Hay que reconocerle a Cifuentes una capacidad de resiliencia digna de estudio, pero la factura de fiarlo todo a la capacidad de aguante sin reparar en los daños colaterales es políticamente letal

Al comienzo, Ciudadanos gateaba. Balbuceaba el gugu-tata al que Mariano y los suyos ahuyentaron arrojando biberones. Hoy, Rivera y su formación de estadistas con babi tienen al presidente del Gobierno atrapado contra las cuerdas de su estreñida tranquilidad