Que la salida a bolsa de Bankia fue una cuestión de Estado y hubo presiones gubernamentales a las grandes empresas del Ibex era hasta ahora un secreto a voces. Sin embargo, en documentos internos de Iberdrola, a los que ha tenido acceso Vozpópuli, ya se habla abiertamente de la “petición expresa de apoyo a Bankia por parte de las más altas instancias políticas a los grandes grupos empresariales y financieros”.
Se trata de tres documentos aportados al Juzgado número 89 de Madrid, donde se analiza una demanda de Iberdrola contra Bankia por sus pérdidas en la salida a bolsa, de 12,4 millones. El primero es un informe de 22 páginas elaborado por el director económico financiero de la eléctrica, con el visto bueno del presidente José Ignacio Sánchez Galán. El segundo, una presentación hecha ante el Comité Operativo, el 6 de julio de 2011. Y el tercero, el documento presentado ante la Comisión de Auditoría y Supervisión del Riesgo el 14 de julio de 2011.
Bankia se va a aferrar a estos ficheros para derribar la demanda de Iberdrola. Reflejan que la eléctrica hizo un análisis en profundidad de las cuentas y balance del banco y su matriz BFA, y que contó para ello con más información que el folleto de la Oferta Pública de Suscripción (OPS).
Esto, según la doctrina dictada por el Tribunal Supremo, daría pocas opciones a la eléctrica de ganar esta particular batalla. El Alto Tribunal ordenó devolver todo el dinero a los pequeños inversores, pero no a los institucionales, ya que además del folleto de la salida a bolsa contaban con "otros medios de obtener información sobre los datos económicos que afectan a la sociedad cuyas acciones salen a cotización y que son relevantes para tomar la decisión inversora".
Iberdrola hizo sus propias estimaciones de resultados de Bankia y se reunió con Lazard y JPMorgan antes de decidir invertir en la salida a bolsa
En este sentido, un aspecto clave para Bankia se sitúa en el arranque del primer documento, donde se mencionan las fuentes de información empleadas por Iberdrola para realizar el estudio sobre el banco: “Información de carácter confidencial obtenida de reuniones con Lazard, JPMorgan y reports [informes] de JPMorgan, BofA-Merrill Lynch y Deutsche Bank entre otros, así como detalles aparecidos en prensa derivados de las numerosas filtraciones de la operación”.
Los propios especialistas de la eléctrica insinúan que la inversión en Bankia era poco estética: “Desde Lazard muestran ciertas dudas metodológicas sobre la entrada de corporates [grandes empresas] como Iberdrola, debido a la lectura que podría hacer el mercado de ello”, apunta uno de los documentos. “Se trata de una inversión no incluida en el actual Plan Estratégico del grupo”, añadía.
Y, de forma más clara: “Como aspecto más negativo de la entrada de Iberdrola desde el punto de vista de gobierno corporativo estaría el hecho de que una empresa eléctrica como Iberdrola invierta en banca y además en Bankia, donde Bancaja participa siendo además accionista significativo de Iberdrola”.
La eléctrica era consciente de que la operación planteaba dudas desde el punto de vista de gobierno corporativo y no encajaba en su plan estratégico
Debido a los riesgos de la operación, la dirección financiera de la eléctrica recomendó no sobrepasar la inversión de 50 millones en el rango más bajo de precios, de la que asumía que podrían perder un 50%. Consideraban esta cifra “un riesgo acotado y asumible”.
Pero la presión administrativa hizo que se ampliaran a 70 millones, un 40% más: “Tanto el Gobierno como el Banco de España han manifestado su interés para que la operación no se retrase, tenga éxito, y pueda dar confianza sobre la buena marcha de la reforma del sector financiero en curso”.
Motivos a favor
Entre las razones para acudir a la salida a bolsa también se apuntaban que sería buena para la prima de riesgo y el país en su conjunto, beneficiando indirectamente a la propia financiación de Iberdrola. Además, los financieros de la eléctrica consideraban que “la inversión en Bankia puede ser rentable a medio plazo, ya que la entrada se produciría con un descuento elevado sobre valor en libros”.
Los especialistas de Iberdrola calculaban que Bankia necesitaría unas provisiones de más 21.000 millones entre 2011 y 2014, de las que ya tenía levantados 8.900 millones y tendría que asumir pérdidas por otros 9.200 millones. La eléctrica asumía que el banco sería capaz de hacer frente a esta factura con sus propios resultados, pero reconocía que “el problema sería que el coste de crédito se concentrara en los dos primeros años superando la cifra de margen de explotación, provocando pérdidas y la necesidad de ampliar capital”. Así ocurrió tras los dos reales decretos de Guindos.
La sentencia del enfrentamiento Bankia-Iberdrola será clave para otros juicios pendientes con Grupo Villar Mir, Meliá y Duro Felguera
Tras escuchar toda la artillería de Bankia, el juez encargado de la demanda tendrá que analizar los planteamientos de la eléctrica, que basa su demanda en el informe de los peritos del caso Bankia y que podría añadir a su línea argumental los correos del Banco de España destapados en la Audiencia Nacional. Ambas compañías del Ibex están citadas en diciembre para la vista previa.
El resultado de esta batalla es clave por lo que representa -dos antiguos socios enfrentados por el mayor rescate financiero de la historia española- y porque tras la eléctrica se sumaron a las demandas otras grandes empresas: Meliá Hotels International, Grupo Villar Mir y Duro Felguera.