Inmobiliaria Colonial deberá afrontar sus principales vencimientos de deuda al cierre del ejercicio 2014 pero el hecho de tener casi dos años por delante no termina de generar tranquilidad en la planta noble de la compañía con sede en Barcelona.
El problema se llama Asentia, la filial participada al 100% por Colonial y que aglutina sus activos del área residencial y de suelo, la mayoría procedentes de la antigua Riofisa. La entidad precisa de una fuerte inyección de liquidez, ya que sus pérdidas han hecho que incurra en causa de disolución. Sin embargo, la banca acreedora no está dispuesta a asumirla.
La complicada situación, que podría arrastrar al abismo a Colonial, ha quedado no obstante solventada en parte por la promulgación de un Real Decreto-Ley apenas hace diez días. En él, se prorrogan las medidas recogidas en el que se aprobó a finales de 2008 con el fin de mejorar la liquidez de pequeñas y medianas empresas, una normativa muy orientada hacia el sector inmobiliario, ya que permitía a las compañías no apuntarse las pérdidas por deterioro de activos, por inversiones inmobiliarias y por existencias, aunque sólo a los efectos de evitar incurrir en causa de disolución (por ejemplo, por superar la mitad de su capital social).
Colonial ha pedido a sus acreedores una inyección de liquidez de 170 millones a través de préstamos participativos a la que la banca es reacia
Con la aprobación del nuevo Decreto-Ley, a finales del pasado mes de febrero, la filial de suelo de Colonial podrá descontar las pérdidas causadas por el deterioro de sus activos y, por lo tanto, evitar entrar en causa de disolución. Un factor que inquietaba especialmente a la compañía, por cuanto sus reiteradas peticiones de ayuda a sus principales acreedores, que también son sus accionistas, han caído por el momento en saco roto.
Así, Colonial ya pidió a los acreedores a mediados del pasado año la conversión de deuda por valor de 60 millones de euros en un préstamo participativo, según figura en el informe anual de la inmobiliaria cotizada, con el fin de evitar la entrada de Asentia en causa de disolución.
Por entonces, la banca accedió pero los números rojos registrados a cierre de 2012 hacen necesaria otra inyección, en este caso por un valor superior a los 170 millones de euros algo que, por el momento, los acreedores no están dispuestos a admitir.
La inmobiliaria afronta sus grandes vencimientos en diciembre de 2014 pero la situación de su filial de suelo le obliga a buscar soluciones urgentes
De ahí que la prórroga del Real Decreto-Ley de 2008 haya resultado fundamental para que Colonial gane algo de tiempo con el fin de encontrar un mecanismo que dote de liquidez a su filial de suelo. En este contexto se enmarca la búsqueda por parte de la inmobiliaria de inversores, bien a través de una ampliación de capital, bien por una emisión de bonos, porque el problema tan sólo se ha aplazado pero ni mucho menos se ha resuelto.
La pasada semana, el Grupo Villar Mir admitió haber estudiado una operación de entrada en el capital de Colonial a través de una ampliación durante los pasados meses de junio y julio. Justamente después, cuando la operación quedó sin efecto, Colonial solicitó a sus acreedores la conversión de la deuda en préstamo participativo. Sin embargo, la situación de Asentia ha obligado a su matriz a volver a la carga.