El principal accionista de OHL ha aprovechado los últimos días del pasado año para comenzar a recuperar el terreno perdido en la compañía como consecuencia de su dilución en la ampliación de capital de 1.000 millones ejecutada el pasado noviembre. Grupo Villar Mir se ha hecho con cerca de un 1% adicional de la compañía aprovechando además los atractivos precios que presenta en Bolsa, donde cotiza cerca de sus mínimos de siempre.

La caída de los precios del petróleo ha puesto patas arriba la economía de Arabia Saudí, un mercado que ha seducido a grandes empresas españolas, hasta el punto de que el Gobierno local ha paralizado hasta nueva orden las inversiones previstas. Qatar, con presencia en el capital de compañías como Iberdrola, IAG y Colonial, ha empezado a desinvertir para tratar de solventar el agujero generado por el desplome de Volkswagen, de la que es el tercer accionista.

El notable descuento con el que se lanzará la operación encarece el esfuerzo económico de los accionistas para evitar la dilución. En las semanas previas a la ampliación, Villar Mir ha desinvertido en Colonial y Abertis, aunque parte de los 490 millones de ingresos por estas ventas han ido a la amortización de préstamos, por lo que el principal accionista de OHL precisa de más liquidez. En el propio folleto de la ampliación, Villar Mir solicita a los agentes de la ampliación que realicen una colocación acelerada de un 9,5% de OHL.

Inmobiliaria Colonial acumula una subida próxima al 175% en apenas dos meses. La acción se aleja cada vez más del precio de la ampliación de capital aprobada en la junta extraordinaria de enero (0,50 euros) y se aproxima al entorno de los dos euros, todo ello en medio de la expectación por ver si la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) obliga finalmente al grupo Villar Mir y los otros dos comprometidos con la ampliación a lanzar una OPA sobre la inmobiliaria.

Luis Portillo, antiguo accionista mayoritario de Colonial, sigue siendo un quebradero de cabeza para los bancos seis años después de dejar el cargo. Uno de los paradigmas de la formación y estallido de la burbuja inmobiliaria procederá a la liquidación de sus principales sociedades, en situación de concurso desde hace más de un año, lo que deja en el aire los casi 200 millones de impago que mantiene con los bancos. BBVA es el más afectado.

Juan Miguel Villar Mir está dando los últimos pasos para hacerse con el control de Inmobiliaria Colonial. Sus aliados más cercanos no son otros que los fondos oportunistas tenedores de deuda de la compañía, que facilitarán la transición a la espera de poder hacer rentable su inversión. Por si las negociaciones se atascan, Villar Mir tiene un plan B: una opción para hacerse con el 20% que estaba en poder del Commerzbank.

El proceso de refinanciación de Inmobiliaria Colonial le saldrá caro a la compañía. Su cúpula directiva se ha asegurado de que el éxito del proceso repercuta en su propia remuneración, de tal forma que aprobaron una retribución extraordinaria de cuatro millones de euros que percibirán en el caso de que la reestructuración salga adelante. Paradójicamente, la compañía podría cambiar de control en breve.

El nuevo intento de Juan Miguel Villar Mir por tomar las riendas de Inmobiliaria Colonial terminó nuevamente en nada. A través de su grupo de empresas familiar, el presidente de OHL logró apoyo financiero del Banco Santander y trató de buscar el resto del dinero entre fortunas latinoamericanas pero no logró convencerles del esquema de adquisición de la inmobiliaria: un holding en el que Grupo Villar Mir tendría el control.

Los numerosos fondos de inversión que han llegado a España en busca de oportunidades en el sector inmobiliario no sólo se están fijando en los edificios de oficinas. Acreedores de inmobiliarias como Metrovacesa y Colonial están sacando al mercado sus carteras de deuda. Las operaciones, que están siendo articuladas por Goldman Sachs, presentan unos descuentos que llegan hasta el 75%.

Los fondos buitre no se han olvidado de la Sareb después de que su primera tentativa de entrar en el denominado ‘banco malo’ quedara frustrada. Sin embargo, la estrategia cambiará. Vehículos como Cerberus o Fortress estiman que la Sareb tendrá dificultades para sacar a la venta determinados activos por los que ellos están muy interesados. Será entonces el momento de volverlo a intentar, eso sí, con la misma oferta agresiva de la primera vez.

Las inspecciones fiscales a compañías relacionadas con los sectores inmobiliario y constructor se han reproducido a lo largo de los últimos meses. Compañías como ACS, Ferrovial, Colonial o Metrovacesa, entre otras, están siendo investigadas por Hacienda en lo concerniente a ejercicios inmediatamente posteriores al inicio de la crisis y al estallido de la burbuja inmobiliaria. El departamento que dirige Cristóbal Montoro se ha centrado especialmente en la liquidación del impuesto de sociedades.

La prórroga de un Real Decreto-Ley aprobado durante la etapa del Gobierno de Zapatero, que facilitaba el saneamiento de las empresas, ha aliviado en buena medida la complicada situación que atraviesa Inmobiliaria Colonial. Los resultados negativos de su filial Asentia (que incluye los activos de las áreas de residencial y suelo, muchos de ellos procedentes de Riofisa), la sitúan en causa de disolución y la empresa española no está obteniendo la inyección financiera de sus acreedores, que también son los principales accionistas, para lograr reconducir la situación.

A mediados de 2007, el estallido de la burbuja generada por las hipotecas ‘subprime’ en EEUU daba el pistoletazo de la salida a una crisis que ha repercutido especialmente en el sector inmobiliario. Un año después, las grandes empresas españolas del sector se desangraban con pérdidas que sumaron algo más de 8.000 millones de euros. Cuando se cumple el quinto ejercicio de la crisis, los números rojos se han multiplicado por más de dos.

Hasta ocho altos directivos de Metrovacesa, incluido el consejero delegado, Eduardo Paraja, se han quedado sin poder disfrutar de un plan de incentivos diseñado por la inmobiliaria para premiar a los ejecutivos en el caso del cumplimiento de diversos objetivos. Probablemente han perdido la última oportunidad de disfrutar de algo similar, toda vez que Metrovacesa dejará de ser una empresa cotizada en cuanto se ejecute la OPA de exclusión que sus principales accionistas lanzarán sobre ella.

El futuro de Inmobiliaria Colonial depende de la capacidad de la compañía para obtener liquidez en los mercados, una circunstancia que no parece nada sencilla, especialmente para una empresa del sector del ladrillo. Desde hace casi dos años, la compañía con sede en Barcelona está sondeando los mercados en busca de cubrir una ampliación o una emisión de bonos convertibles por valor de unos 500 millones de euros. Villar Mir ha reconocido que estudió la operación aunque algunos fondos internacionales han llegado a plantear la compra del 100% de la empresa.