Antonio Brufau, presidente de Repsol, e Isidro Fainé, presidente de La Caixa y vicepresidente de la petrolera en calidad de accionista de referencia (12,2%), llevan semanas sin entablar comunicación alguna. Se volverán a ver las caras y a sentarse en la misma mesa la próxima semana, primero en el consejo de administración de la petrolera y después en la junta de accionistas, que tendrá lugar el viernes 31.
Desde que a finales de febrero pasado, Fainé volvió de Buenos Aires con un borrador de acuerdo entregado por la presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, y éste fue desestimado en primera instancia por el ejecutivo de Mollerusa y después por la Comisión Delegada de Repsol, la relación entre los dos directivos catalanes ha entrado en barrena.
El documento, redactado en la Casa Rosada pero no firmado por ninguna de las partes, además de papel mojado es ahora una fuente de conflicto en el seno de Repsol y ha generado ciertas suspicacias en el Gobierno, donde pese a la deriva bolivariana de la presidenta, algunos defienden un acercamiento a la Casa Rosada frente a la posición más radical del ministro de Exteriores, José Manuel García-Margallo, que ha calificado Argentina de "avispero".
Desde la Oficina Económica de Álvaro Nadal se ve con buenos ojos un posible acuerdo, eso sí, que sea razonable para Repsol.
El presidente de La Caixa no perdona a Brufau el rechazo frontal al documento y se siente desautorizado como vicepresidente
Fainé no perdona a Brufau el rechazo frontal que ha recibido su propuesta, tras haberla trabajado durante meses con dos visitas a la Casa Rosada incluidas. Se siente desautorizado pese a ser el vicepresidente de la petrolera y haber tendido puentes, señalan fuentes conocedoras de la relación por la que ahora pasan los dos directivos. Fainé ha dicho basta y ha trasladado al presidente de Repsol que no volverá a intermediar para tratar de solventar el conflicto.
Y, por su parte, Brufau, con el apoyo de su Comisión Delegada y del consejo, considera que Kirchner y su equipo le han hecho la envolvente al directivo de Manresa, que pese a sus buenas intenciones ha traído un documento que es del todo inasumible, señalan estas fuentes.
Así que pese a esos aires de primavera que trajeron un atisbo de solución al enconado conflicto, Repsol llegará a su junta de accionistas sin acuerdo en Argentina y con un marcado distanciamiento entre su presidente y su vicepresidente.
Nadie cierra las puertas a un acuerdo negociado entre las partes, ni Brufau ni Galuccio ni el Gobierno español, pero Fainé se niega a intermediar más
Antonio Brufau y su equipo no han cerrado nunca la puerta a un acuerdo con Kirchner, después de la expropiación dictada hace ahora 13 meses. Y de hecho, según las fuentes consultadas, aún confía en que pese a los diferentes frentes judiciales abiertos y al arbitraje del CIADI, al final se imponga la cordura entre las partes y se firme un acuerdo razonable.
Y en eso coincide, al menos, con Miguel Galuccio, presidente de YPF, favorable a una solución consensuada y rápida para que la petrolera argentina, ya sea con Repsol o con otras petroleras internacionales, pueda retomar sus inversiones para afrontar la explotación de Vaca Muerta. Sin embargo, ahora mismo, una solución pactada se antoja impensable.
El borrador "suena a engaño y parece una tomadura de pelo, porque si se toman como buenas las valoraciones económicas de los activos de la nueva sociedad que propone Kirchner, la YPF que controlaba Repsol valdría en torno a 85.000 millones de dólares, y Brufau 'sólo' pide 10.500 millones de dólares de indemnización por la expropiación del 51% de YPF", señala a Vozpópuli un experto consultado.
La propuesta de compensación a Repsol ofrecida por Kirchner pasaría por crear una sociedad controlada por YPF, en la que Repsol tendría un 20%, y que se encargaría de explotar un tercio del megayacimiento no convencional de Vaca Muerta. El valor estimado de ese 20% sería de unos 5.000 millones de dólares.
Según las valoraciones que figuran en el borrador, YPF podría valer 85.000 millones de dólares, muchísimo más de lo que pide Repsol por su 51% expropiado
"Según nuestras estimaciones, si el 20% de esta sociedad, que explotaría sólo un tercio de Vaca Muerta, vale 5.000 millones, el 100% valdría 25.000 millones de dólares. Y esto es sólo un tercio del yacimiento, así que según los cálculos de Kirchner, todo Vaca Muerta valdría unos 75.000 millones. A esto habría que unir los activos tradicionales que además tiene YPF, con lo que nos estaríamos yendo a unos 85.000 millones de dólares. Algo que parece contradictorio con lo que se está dilucidando en el CIADI entre las dos partes", afirma este experto.
Adicionalmente, Repsol recibiría 1.500 millones de dólares, de los cuales 1.100 millones serían en bonos soberanos y 400 millones en 'cash'. Todo este monto sería para Repsol, pero con la obligación de reinvertirlo en Argentina.
Desde la petrolera consideran que esto no tiene sentido. "Repsol recibe una compensación que sólo le obliga a invertir sin recibir nada a cambio, en una sociedad en la que se es minoritario y no controla", añaden fuentes cercanas a la petrolera, que advierten a Argentina que "sólo se aceptará 'cash' o activos que sean susceptibles de ser vendidos para obtener liquidez".
Así que, de nuevo, las posiciones vuelven a estar enfrentadas entre Repsol y el Gobierno argentino, pero con el agravante de que en el camino hacia una posible solución, ese enfrentamiento se ha extendido a Brufau y Fainé.
La relación de los dos ejecutivos, que eran uña y carne en su época conjunta en la caja catalana, se ha ido deteriorando en los últimos años. La tensión vivida por la frustrada venta de Repsol a la rusa Lukoil cuando gobernaba Zapatero y la guerra abierta de Luis del Rivero (ex Sacyr) por relevar a Brufau dejó al descubierto la tibieza de los apoyos de La Caixa al presidente de la petrolera y la ruptura del tradicional núcleo duro de accionistas que le apoyaban.