Isolux Corsán entrará oficialmente en las próximas horas en concurso de acreedores, en el que será uno de los procesos de quiebra más voluminosos de la historia en España, con un pasivo en el entorno de los 2.500 millones de euros. Aunque la decisión es irrevocable, el consejo de administración de la compañía aún espera la llegada de ofertas por determinados activos del grupo que contribuyan, al menos, a aligerar el concurso.
Precisamente, este martes, fecha de la celebración de la junta de accionistas de la compañía, es el último día previsto para que hasta el consejo de administración de la empresa lleguen las citadas ofertas, para cuya búsqueda Isolux contrató los servicios de Rothschild y Alantra. A última hora del lunes se daba prácticamente por hecho que el consejo tendría algunas propuestas encima de la mesa aunque, en tal caso, su cometido se reduciría a tomar constancia de ellas y trasladarlas al nuevo órgano ejecutivo de Isolux, que estará compuesto por tres personas expertas en procesos concursales y reflotamiento de empresas.
Las propuestas podrían tener como objetivo algunos de los activos más viables del grupo, especialmente los que se agrupan bajo la denominación de EPC, dado que no ha sido posible encontrar un comprador para toda esta cartera. Dada la situación de Isolux, se espera que, en el caso de aparecer, las ofertas sean sensiblemente a la baja e incluso a precios de derribo.
No obstante, el hecho de que Isolux pudiera llevar a cabo alguna operación facilitaría el proceso concursal con vistas al objetivo de que la compañía no termine en liquidación.
Sin agotar el plazo
Ante la falta de apoyo de la banca acreedora, la compañía optó por no apurar el plazo que le da la Ley concursal, una vez solicitada la opción del preconcurso contemplada en el artículo 5 bis de la normativa, para alcanzar un convenio y evitar así definitivamente el concurso. La Ley contempla un plazo de tres meses más uno adicional que concluía en los primeros días de agosto.
Ante la falta de apoyo de la banca acreedora, la compañía optó por no apurar el plazo que le da la Ley concursal para alcanzar un convenio y evitar así definitivamente el concurso
Para lograr un socio que rescatara la empresa, el consejo aprobó el pasado mes de mayo un plan de viabilidad que pasaba por dividir el grupo en tres sociedades. Una de ellas agruparía los proyectos solventes y con financiación del total de la cartera de obras de 2.057 millones con que cuenta al grupo. Esta nueva Isolux era la firma donde iba a entrar el nuevo socio y sería un 60% inferior a la actual.
En esta empresa se encuentran algunos de los proyectos que podrían encontrar comprador. El resto de los negocios se segregarían en otras dos sociedades, en función de sus distintas necesidades de financiación, para ser liquidadas.
Rescate fallido
No obstante, este plan, aprobado por el consejo de Isolux de pasado mes de mayo, no ha contado con tiempo suficiente para ser implementado.
Los bancos accionistas y acreedores del grupo, liderados por Santander, CaixaBank y Bankia, no han considerado oportuno agotar todo el plazo de cuatro meses con que la compañía se dotó para negociar su deuda tras acogerse al 'preconcurso', que concluía el 5 de agosto, dada la situación de falta de liquidez que presenta. Según dichas fuentes, carece de fondos para pagar a proveedores y la nómina de los empleados.
Isolux se ve así finalmente abocada al concurso tras casi dos años de negociación con los acreedores y un año después de que en julio de 2016 pactara un primer rescate con sus bancos, por el que tomaron el control de la sociedad.