Japón no pasa por su mejor momento en el negocio que tradicionalmente ha caracterizado a la nación del sol naciente. La realidad es simple: Apple, Samsung y Xiaomi se han comido a compañías como Sony, que han tenido que deshacerse subrepticiamente de partes de su compañía que ya no le rentan. La venta de Vaio a un hedgefund es ejemplo de ello, y sus beneficios no dejan de caer, dado que Sony no ha generado beneficios en cinco de los últimos seis años. El país del sol naciente ya no produce tecnología de consumo que pueda ser vendida en el exterior como aquellos fantásticos Walkman o cámaras fotográficas. Japón se estanca indefectiblemente. 'The Economist' ha publicado un artículo este viernes, en el cual, describe un negro panorama en la industria de consumo japonesa, que otrora destacaba por ser la más avanzada del mundo.
El gran error nipón: centrarse en hardware puntero y no en software
Los nipones, según el semanario, cometieron el gran error de centrarse en hacer un hardware puntero, como siempre lo había sido, pero dejando fuera el otro lado del hardware, que es el software. Algo que no hicieron sus competidores americanos como Apple. De hecho, una de las mayores cuotas de mercado del iPhone en el mundo procede precisamente de Japón, un país que es appleadicto como el que más. No obstante, los smartphones japoneses, con la notable excepción de Sony, que tampoco hace una gran pila de dólares con el negocio, no venden en el exterior. Panasonic ha dejado de fabricarlos -si alguna vez llegaron a Europa de forma masiva-, y los japoneses también parecen haberse perdido la próxima revolución: la de los dispositivos vestibles.
La dura competencia: Samsung, Apple y Xiaomi
Japón tiene problemas a la izquierda, abajo y arriba. Arriba, en el sector del mercado exclusivo, tiene a Apple, cuyos productos simplemente no compiten con el mejor de los dispositivos japoneses. Por abajo, tiene a Xiaomi, una empresa china que produce teléfonos móviles baratísimos en China. Y a la izquierda, Samsung, Corea del Sur, que simplemente no tiene comparación con Japón en cuanto a venta de dispositivos electrónicos, aunque está empezando a acusar el liderazgo, como recogía el día 8 Vozpópuli. Las tecnológicas japonesas también han tenido que deshacerse de partes de su negocio, que como decíamos anteriormente, ya no son fuente de beneficios, como las televisiones o los ordenadores.
La solución: especialización técnica al máximo
Los japoneses tratan de fijarse en Phillips, que se ha deshecho exitosamente de partes ruinosas de su negocio, y ha conseguido mantenerse a flote. Asimismo, la solución a la que apunta 'The Economist' no es otra que la de especializarse en futuros sectores no aprovechados por otras compañías, tales como las granjas de alta tecnología, en naves industriales para producir verduras y hortalizas a gran escala, con un control técnico espeluznante, en un país con escaso terreno cultivable y alta densidad de población, que dispara el precio de esta clase de productos. Veremos si Japón consigue recuperarse y volver a ser el país de la tecnología puntera en todas partes.