El año pasado, el juez Pablo Ruz citó a declarar al ex presidente de Pescanova, Manuel Fernández Sousa los días 1 y 2 de julio, para recabar información sobre un escándalo que había estallado el 28 de febrero. Un juez Ruz muy metido en el asunto aplazó la comparecencia hasta octubre, porque antes quería tener el informe forensic de KPMG, que establecía como principal conclusión que el agujero de Pescanova (más de 3.000 millones de euros) se realizó de manera “consciente”. Un mazazo para Sousa. Pero ahora, en julio 2014, nadie sabe por dónde van las pesquisas. La acusación reconoce que no maneja información sobre el futuro. “El caso está en una aparente vía muerta”.
Así se manifiestan tanto el sindicato Manos Limpias como el despacho legal Yvancos, personadas contra el anterior máximo responsable de la empresa alimentaria.
“No hay más sobre Sousa, salvo que se sigue investigando. Esperamos el informe de la UDEF sobre el conjunto del patrimonio y los movimientos completos que ha podido realizar, pero seguimos a la espera”, afirman desde Yvancos.
Ambas partes de la acusación señalan que Ruz entró con mucha fuerza en el caso, citó a declarar al ex presidente, le impuso alguna cautelar y también impuso amplias fianzas civiles al ex presidente y anteriores ejecutivos de la compañía.
Fianzas inútiles de facto
Sin embargo, las fianzas civiles son muy efectistas ante los medios, pero suelen ofrecer pocos resultados. Los imputados en grandes casos suelen tomar medidas y tener su patrimonio lo más a salvo posible.
Ruz ayer estaba tomando declaraciones sobre el caso de la venta de armas a Angola. El juez, que está en su puesto de manera interina (su sustitución vencía en junio, pero ha sido prorrogada otros seis meses) tiene sobre su mesa los casos Gúrtel, Papeles de Bárcenas y el caso Neymar.
Cada uno de ellos requiere de enorme dedicación y el caso Pescanova parece un caso claro de saturación de trabajo.
Sin embargo, esta dilación en el tiempo siempre favorece de manera casi inexorable al infractor.
Desde la primera y única llamada de la Audiencia Nacional a Sousa, también se ha imputado por delito fiscal a Demetrio Carceller. Posteriormente se archivó el caso y se acaba de reabrir.
Han pasado muchas cosas
Mientras tanto, Pescanova presentó un convenio de acreedores liderado por el propio Carceller, que fue rechazado con estrépito finalmente por los bancos, acusando de falsear el acuerdo al presidente del Grupo Damm.
La banca ha pasado al frente y está en un proceso de reestructuración de la compañía.
Pero no hay noticia sobre la investigación sobre los causantes de la mayor quiebra no inmobiliaria española de los últimos lustros. Todos continúan, por el momento, totalmente libres.
En el interín, el ex presidente se dio el gusto de aparecer por los medios de comunicación poco menos que burlándose de la opinión pública y continuó emitiendo Hechos Relevantes casi surrealistas, en los que pedía, por boca de la propia compañía, su reposición en el cargo.
