Aguas revueltas en el sector ferroviario español: coinciden estos días la negociación de un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) en Renfe Operadora entre Fomento y los sindicatos, y la liberalización de la compañía estatal, que quedará dividida en cuatro sociedades anónimas y permitirá la entrada de competencia privada en el transporte de viajeros. Esta segunda operación es inminente, porque tendrá lugar el 31 de julio, por lo que ya van apareciendo algunas pistas de lo que será la futura sociedad: en ninguna de sus cuatro divisiones se contratará a nadie durante los próximos diez años.
Así se desprende de la “Memoria Económica de la operación Nuevo Modelo Grupo Renfe-Operadora”, elaborada por la ingeniería pública Ineco y entregada el 27 de junio, a la cual ha tenido acceso este medio. Uno de los puntos, “Viabilidad del nuevo modelo empresarial”, desgrana la estrategia “según recursos humanos y materiales”: “asegurar que la estructura organizativa propuesta se configure con criterios de eficiencia y sin que suponga incremento de coste económico ni de recursos humanos”. Y por ello “se descarta la incorporación de nuevo personal” hasta 2023.
Ese año marca el tope del alcance del informe de Ineco. “Los diferentes contenidos de la memoria cuentan con un horizonte de análisis de diez años, de 2013 a 2023”. El rechazo a contratar nuevos trabajadores afecta, según la memoria, a las cuatro futuras empresas: Renfe Viajeros (la división más importante al concentrar la parte comercial), Renfe Mercancías, Renfe Fabricación y Mantenimiento y Renfe Alquiler Material Ferroviario.
Este plan aboca a una Renfe todavía más envejecida (la edad media supera los 50 años) cuyo destino tiene mucho que ver con las negociaciones laborales que tienen lugar estos días. Ayer la dirección de Renfe desgranó un poco más el ERE voluntario y universal que prepara y avanzó la salida de 500 empleados en 2013. Renfe Operadora se niega a abordar la tasa de reposición (incorporación nueva de personal) si los despedidos no rebajan sus indemnizaciones. Pero la entrada de nuevos trabajadores choca con el informe de Ineco, que viene a decir que la tasa de reposición es una ilusión para los próximos diez años.
Los sindicatos no solo han desenvainado las armas, sino que ya las están afilando de cara a un escenario de conflictividad laboral de consecuencias insospechadas. La plantilla de Renfe, dicen, es inferior a 15.000 personas frente a la de la SNCF francesa, de 250.000. La Société gala prevé, además, contratar a 40.000 trabajadores hasta 2017, y ella y la Deutsche Bahn (DB) alemana rechazan liberalizar sus mastodontes ferroviarios hasta 2019. “Tenemos la proporción de trabajadores de Renfe y Adif más baja de Europa por cada millón de habitantes”, lamenta Manuel Nicolás Taguas, el responsable del sector en CCOO. “Si las cosas siguen como están, decimos no al ERE y a la liberalización”.