Casi un lustro después de expulsar a Repsol y a su participada Gas Natural del macroproyecto de Gassi Touil, el Gobierno argelino quiere que la petrolera española se asocie con la estatal Sonatrach para el desarrollo de su ambicioso plan de exploración de hidrocarburos no convencionales, que prevé una inversión de 80.000 millones de dólares (casi 64.000 millones de euros) hasta 2016. Ali Hached, asesor del ministro argelino de Energía, Youcef Yousfi, llegó este lunes a Madrid con el mensaje de que busca “socios fiables” para esos proyectos, así como para un potente plan de inversión en refino y petroquímica y para el desarrollo de las energías renovables. Y cuenta con las empresas españolas, Repsol entre ellas.
Durante una jornada organizada por el Club Español de la Energía (Enerclub), Hached admitió que Argelia, principal proveedor de gas a España (con el 37,6% del total en 2011), tiene un “problema”, básicamente de falta de equipos, para desarrollar sus reservas no convencionales, que requerirán “miles de millones de inversión”. Sonatrach, que ha visto caer en los últimos años los precios internacionales del gas a causa de la crisis y el auge de los yacimientos no convencionales, ya ha firmado acuerdos de asociación con la italiana Eni y la canadiense Talisman (ultima otra con la holandesa Shell) y busca otros socios, entre los que Hached citó expresamente a Repsol.
Ante numerosos directivos del sector energético español, Hached prometió “nuevas condiciones más favorables” en el tratamiento fiscal de los nuevos yacimientos, que asegurarán una “rentabilidad mínima” a los operadores.
Además, expuso las grandes cifras del macroplan de energías renovables argelino, que prevé que en 2030 haya 12.000 megavatios (MW) instalados para abastecer la demanda interna (un 40% de la electricidad deberá ser renovable) y otros 10.000 MW para la exportación a Europa. Los equipos se fabricarían en Argelia con el 'know-how' de socios foráneos. En cuanto a la electricidad de origen renovable destinada a la exportación, esta “evidentemente, sería esencialmente a través de España”, dijo Mached, que recordó el enorme potencial solar de Argelia: el de España, dijo, “no está mal, pero el desierto es el desierto”.
Respecto a la ausencia de una interconexión gasista con Francia (que permitiría dar salida al gas argelino que llega a España a través del gasoducto Medgaz), Mached recordó que a su país le llevó “décadas” traer gas a España mediante esa infraestructura y fue tajante: “¡El problema es de ustedes!”, dijo, en respuesta a una pregunta de Paco de la Flor, director de Regulación de Enagás, que le interrogó sobre el “sueño” español de construir un gasoducto a través de los Pirineos para lograr la interconexión con Europa central.
La invitación explícita de Argelia a Repsol es otro capítulo del progresivo acercamiento entre la argelina y la española, cuya relación marcó su peor momento en septiembre de 2007, cuando Sonatrach expulsó a Repsol y Gas Natural (de la que la petrolera tiene un 30%) de Gassi Touil, un macrocontrato encargado en 2004 a las españolas para extraer, licuar y exportar gas (fundamentalmente, a EE UU) a partir de 2009. El caso, que no impidió que Repsol mantenga una importante presencia en Argelia, acabó en un tribunal arbitral, que resolvió el contencioso en noviembre de 2009 sin indemnización para las partes.
En agosto de 2010, otro laudo obligó a Gas Natural a compensar a la argelina por la no revisión de los precios del gas entre 2007 y 2010. La gasista pagó a la argelina 1.300 millones de euros y Sonatrach se convirtió en accionista de la española, con un 3,85% (aunque sin puesto en el consejo). Además, ambas partes se emplazaron a buscar proyectos conjuntos. A la reconciliación también contribuyó el descabezamiento, en 2010, de toda la cúpula de Sonatrach por un caso de corrupción en la empresa, la mayor compañía africana. Gas Natural y Sonatrach negocian desde hace meses la entrada de la española en el capital de Medgaz. De momento, no hay avances al respecto.