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Pemex vende el 1,3% de Repsol y da carpetazo a una aventura de 24 años en la petrolera española

La petrolera mexicana Pemex se ha desprendido del 1,28% que aún mantenía en Repsol tras vender en junio el 7,86%. De esta forma, la compañía azteca, que trató sin éxito de tener un mayor control sobre la española, da por concluida su aventura en el capital de Repsol, en el que entró en 1990.

  • Antonio Brufau, presidente de Repsol.

Punto final a la aventura de Petróleos Mexicanos (Pemex) en Repsol. La petrolera azteca ha vendido el 1,28% que aún tenía en la compañía que preside Antonio Brufau. El importe de la operación no ha trascendido oficialmente, pero la cifra se sitúa en el entorno de los 300 millones.

El precio de la venta, en todo caso, ha sido inferior al que fijó a principios de junio, cuando se desprendió del 7,86% de la petrolera española por un importe de 2.091,5 millones de euros, a razón de 20,1 euros por acción.

El acuerdo de venta de entonces estableció que hasta dos meses después no podría deshacerse del 1,4% que mantuvo tras aquella operación. El scrip dividend posterior que repartió Repsol hizo que su participación se diluyera hasta el 1,28% citado (17,2 millones de titulos).

El precio de venta ha sido inferior al que fijó a principios de junio, cuando se desprendió del 7,86% de la petrolera española

La petrolera mexicana ha dado carpetazo con esta última venta a una relación con Repsol que se remontaba a 1990, cuando en el intercambio de acciones de Petronor se hizo con el 5%. Aquella participación le valió para convertirse en uno de los accionistas más estables de la compañía e incluso le sirvió para tener un asiento en el consejo de administración, que perdió precisamente el pasado mes de junio tras vender el grueso de su paquete accionarial.

La salida definitiva de Pemex del capital de Repsol se ha producido después de que las relaciones entre la firma mexicana y la dirección de la petrolera española se volvieran insostenibles. El inicio del distanciamiento entre ambas partes ocurrió en agosto de 2011, cuando Pemex se alió con Sacyr, presidida entonces por Luis del Rivero, para sindicar sus acciones y tratar de hacerse con el control.

La constructora era en aquel momento el máximo accionista de Repsol, con el 20% de las acciones. El acuerdo implicó que Pemex elevara su participación del 5% al 9,8%. Aquel pacto se interpretó como un movimiento hostil que requirió incluso de la intervención del Gobierno. Apenas un mes y medio después, Rivero fue destituido de Sacyr y Repsol y Pemex firmaron la paz.

Las aguas volvieron a su cauce, pero el intento de intermediación de Pemex con la Casa Rosada en 2013 para alcanzar un acuerdo de compensación por la expropiación del 51% que Repsol tenía en YPF reabrió el conflicto. El consejo presidido por Brufau rechazó la oferta del Gobierno argentino.

A partir de aquel momento, las discrepancias internas entre Pemex y la dirección de Repsol se hicieron visibles. Ejecutivos de la compañía mexicana criticaron abiertamente la gestión de Brufau, al que retiraron su apoyo, y en junta de accionistas de este año votó en contra del blindaje de la petrolera española ante posibles segregaciones de sus negocios.

La amenaza de que Pemex tratara de hacerse con el control de Repsol provocó igualmente la intermediación de miembros del Gobierno español. Finalmente, después de que Repsol alcanzara un acuerdo con Argentina por la expropiación de YPF, Pemex decidió vender su participación, culminada recientemente.

En junio, Pemex era el segundo máximo accionista de Repsol, con el 9,3% del capital, sólo por detrás de Caixabank. La entidad catalana ostenta en la actualidad una participación del 11,91%. Le siguen Sacyr, con el 9,05%, Temasek, con el 6,14%, y Blackrock, con el 3,03%. Por debajo del umbral del 3%, figuran Vanguard, con el 1,41%, y Norges Bank, con el 1,19%, según los datos de Bloomberg.

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