En el pasado colaboraron a la burbuja, tasando viviendas de manera muy generosa para que la banca pudiera dar hipotecas más grandes y tener más beneficios. Ellos también ganaban más, y los compradores estaban contentos al pensar que su casa valía mucho más. Todos ganaban. Pero al bajar la marea se vio cómo este círculo vicioso había dejado a muchos en la ruina. Un lustro después, la nueva asociación de tasadoras AEV, surgida de las cenizas de la reconversión del sector, quiere desmarcarse de los poderes que tradicionalmente los controlaron (promotores y sobre todo banca) y opinar libremente sobre la realidad del sector. Y lo que los tasadores ven es que "no hay evidencias concluyentes que permitan esperar una recuperación de los precios", tal y como se viene insinuando desde algunos segmentos y como parecerían indicar los datos oficiales, como el INE cuyos últimos datos cifran en un 0,3% la subida de precios anual.
Otros agentes van, sin embargo, mucho más allá y prevén una subida de hasta el 10% "en los mejores barrios de las mejores ciudades", tal y como dice el economista Gonzalo Bernardos. José Luis Feito, de CEOE, también vaticinó este pasado verano subidas en 2015 que en 2016 se convertirían en "bruscas e inesperadas". Las asociaciones de promotores como la madrileña Asprima, que tradicionalmente venían diciendo desde 2008 que las caídas de precios habían llegado a su fin (al menos con su anterior presidente José Manuel Galindo), se muestran en esta ocasión más cautas al anunciar repuntes de precios que, como en el cuento de Pedro y el Lobo, han anunciado en demasiadas ocasiones.
Pero AEV enmienda todas estas opiniones. Su estudio se ha realizado con un panel de 24 expertos del mundo académico y de las tasaciones. Se hizo la siguiente pregunta a sus asociados: ¿esperan crecimientos positivos en algún segmento del mercado residencial durante los próximos meses? Y la respuesta de 20 de ellos fue tajante: no. Todo el año, según sus previsiones, los precios seguirán sin moverse, y sólo a finales de 2015 podría haber algún repunte.
El mercado está partido entre ricos y pobres y las subidas de precios estarían "ligadas a lo escaso de la oferta: la vivienda de mejor calidad y bien situadas en las ciudades o en comunidades de mayor renta".
Los jóvenes tienen imposible comprar
Nos encontramos, por tanto, ante un mercado donde la mayoría de demanda embolsada (que en los años anteriores no ha podido lanzarse a comprar una vivienda por los impedimentos de sueldo, crédito y seguridad) seguirá sin poder lanzarse a comprar. Los sueldos están congelados, el paro juvenil en máximos y la necesidad de movilidad geográfica es cada vez mayor. Todas estas variables sólo conducen a un camino: el alquiler.
Los expertos coinciden en que hace falta más, mucho más, para que los jóvenes puedan volver a comprar una casa: "Hará falta una recuperación real y prolongada para que los hogares jóvenes puedan acceder, o incluso, deseen acceder a una vivienda en propiedad. No basta con una tímida mejora en las expectativas de contratación o de contención en la caída de los precios, ni tampoco con unos bajos tipos de interés en préstamos a tipo variable (ligados a índices que ya sólo pueden subir)".
La profesora del Departamento de Economía Aplicada de la Universidad de Alicante (responsable del estudio), Paloma Taltavull, ha avisado de que para que vuelva a haber promociones y a construirse viviendas, primero deberían de recuperarse los precios, algo que no empezará a producirse como muy pronto hasta primeros de 2016. Sólo entonces, la actividad constructora podría empezar a recuperarse, aunque hay que tener en cuenta el decalaje entre el momento en que un constructor decide poner en marcha un proyecto y el momento en que se empieza a vivir: no menos de dos años.