La paciencia de Marcelino Fernández Verdes, llamado a ser el sucesor de Florentino Pérez al frente de ACS, comienza a agotarse ante una programada incorporación al grupo como consejero delegado que no termina de llegar. El ejecutivo asturiano ha lanzado un ultimátum a Pérez: en apenas cinco meses finalizan sus compromisos con las filiales internacionales Hochitef y Cimic, que preside, y para entonces su llegada al grupo matriz debe ser un hecho.
La semana pasada, Cimic, filial australiana de ACS, comunicaba públicamente el relevo de Marcelino Fernández Verdes como consejero delegado de la compañía, en favor de Adolfo Valderas. Un primer paso para ir cediendo poder en la empresa con vistas a su próxima incorporación al grupo español. Sin embargo, el ejecutivo no las tiene todas consigo y quiere asegurarse de que, en esta ocasión, el estreno del cargo de consejero delegado no se quedará en un mero anuncio televisado.
La fecha clave es la del mes de marzo de 2017. Hasta entonces, Fernández Verdes debe permanecer ligado al consejo de administración de Cimic, que aún preside, y también al consejo de supervisión de Hochtief (empresa de la que también es actualmente el primer ejecutivo).
Sólo en ese caso, el ejecutivo asturiano tendrá derecho a ejercer, precisamente a partir de ese momento, las opciones sobre acciones de Cimic con las que cuenta como bonus por sus servicios como consejero delegado de la empresa australiana durante los tres últimos años.
Una negativa en el pasado
Fuentes conocedoras de la situación apuntan que, una vez finalizado este compromiso, Fernández Verdes no desea continuar ligado a las compañías que han ocupado su vida durante los últimos años y le han obligado a vivir prácticamente en un avión, entre Essen y Sydney. Fue precisamente la necesidad de estar ligado a Hochtief hasta el primer trimestre de 2017 uno de los motivos que llevaron a Florentino Pérez a retrasar la incorporación de su delfín, toda vez que quería que su dedicación a la matriz fuera completa.
Ahora, la situación parece justamente la contraria. Fernández Verdes quiere y se libera de sus compromisos pero la pelota está en el tejado de Florentino Pérez, quien hace unos meses apuntó que no se daría paso al reparto de poderes en ACS hasta que la integración de sistemas de trabajo en Hochtief y Cimic no estuviera completa, sin especificar cuándo podría llegar ese momento.
Desde entonces, Pérez ha ampliado sus poderes en los órganos de gobierno del grupo. No sólo ha sumado un representante más en el consejo de administración, a costa de la no renovación de Javier Monzón (que actuaba como consejero de los Albertos) sino que, además, ha visto como Corporación Financiera Alba (sociedad de cartera controlada por los March), su histórico socio, abandonaba el máximo órgano ejecutivo de la empresa.
Menos presión
Precisamente, habían sido los March los que más habían insistido en la necesidad de incorporar un consejero delegado a ACS para que todo el poder ejecutivo no estuviese en las mismas manos. Un alivio para Florentino Pérez y un motivo más que suficiente para relajarse a la hora de incorporar al nuevo CEO. Si antes fue Fernández Verdes quien no quiso dar el paso para asegurarse un jugoso bonus, ahora podría ser el propio Pérez quien decidiera que aún no es el momento.
En previsión de este escenario, Fernández Verdes ha comenzado a moverse. Además de comenzar a desquitarse de poder en Cimic, ha lanzado un ultimátum a la cúpula de ACS: su incorporación no debería ir más allá de marzo de 2017, en apenas cinco meses. De lo contrario, el reparto de poder en el grupo constructor podría quedar en el aire.