El agresivo plan de recortes de empleo en el que está inmersa la compañía danesa Vestas, líder mundial en fabricación de aerogeneradores, ya ha afectado a la cúpula de su filial en España, Vestas Mediterranean, responsable de los mercados de la cuenca Mediterránea y de América Latina.
En septiembre pasado, la filial de la compañía prescindió de los responsables de tres unidades que, por ahora, han quedado vacantes: la Financiera (que estaba a cargo de Beatriz García-Cos Muntañola), la de Marketing, Comunicación y Marca (cuya responsable era María José Vázquez), y el área Legal, que dependía de Ramón Novo, un histórico del sector eléctrico (fue secretario del consejo de administración de la antigua Unión Fenosa).
Al frente de Vestas Mediterranean continúa su presidente, Juan Araluce, que en febrero fue reforzado como miembro de la comisión ejecutiva de la multinacional y responsable de Ventas a escala global.
Fuentes próximas al grupo, que no hace comentarios, confirman que se han producido una serie de cambios en la estructura directiva de su filial española, en el marco de la restructuración mundial que está llevando a cabo, aunque niegan que se haya reducido drásticamente su comité de dirección, como aseguran algunas fuentes del sector.
Algunos puestos se amortizarán y se gestionarán a escala global; el ajuste todavía no ha terminado
La compañía, que aún no ha dado por terminada la restructuración (de aquí a fin de año, puede haber más bajas), ya ha decidido no cubrir las vacantes en algunas áreas. Por ejemplo, la jurídica pasa a ser global y ya no se gestionará desde España. Otras áreas, como Ventas, Operación, Construcción, Servicio y Mantenimiento de parques, se siguen gestionando desde Vestas Mediterranean.
El grupo se ha propuesto recortar más de 3.700 empleos a escala mundial, en vista de que, como señaló en agosto su consejero delegado, Ditlev Engel, “2012 será duro y 2013 será aún peor para Vestas”. La compañía, que hasta junio quintuplicó sus pérdidas, hasta 170 millones de euros, se ha propuesto volver a la rentabilidad el año que viene.
Al complicado entorno global, que puede empeorar aún más (Estados Unidos aún no ha decidido si prorrogará los incentivos a la eólica), se suma el parón que vive el sector en España, sin pedidos para el mercado doméstico y con una moratoria para las primas a las renovables en vigor desde principios de año.
A primeros de mes, la compañía anunció el cese de la producción de su fábrica de Ólvega (Soria), con una plantilla de 96 empleados, y el ajuste de la capacidad productiva de otra fábrica en Daimiel (Ciudad Real), que afectará a 150 de sus 500 trabajadores.