La última comparecencia del ministro de Energía, Álvaro Nadal, en la comisión del área del Congreso dejó un momento llamativo. Al ser preguntado por la portavoz del Grupo Socialista, Pilar Lucio, acerca del origen de los datos que el Gobierno maneja sobre los efectos de un cierre masivo de las centrales nucleares y de carbón, el ministro comenzó respondiendo: "se los hemos pedido a Eufemia". Quien más, quien menos podía pensar en una experta en el sector con un nombre ya en franco desuso. Lejos de esta teoría, el ministro se refería al ya célebre algoritmo del que dependen los mercados mayoristas de más de un veintena de países de la Unión Europea.
El salto a la fama de Euphemia (de acuerdo con su grafía original) se produjo hace aproximadamente un año, cuando la coincidencia de una serie de factores comenzó a disparar el precio del recibo de la luz en España. Por entonces, cuando todo el mundo se preguntaba cómo se fijaba el precio de la electricidad en el mercado mayorista (el principal responsable de la espiral alcista, toda vez que los denominados peajes, esto es, la parte fija del recibo llevan unos años congelados), Euphemia entró en las vidas de los consumidores (y todo parece indicar que para quedarse).
Se trata del resultado de un modelo matemático desarrollado por la empresa N-Side y que permite casar la oferta y la demanda de energía para cada hora hasta fijar el precio definitivo, a través de un sistema marginal, de forma que la última orden, la más cara, es la que fija el precio para todas las demás. Entender el desarrollo y el funcionamiento del algoritmo queda fuera del alcance de la mayoría de los mortales, incluidos algunos que están muy familiarizados con el sector energético.
Pero es cierto que la mayoría de los países del entorno de España emplean el mismo sistema y todos ellos padecieron durante el pasado invierno una fuerte subida de precios ante factores como el incremento de la demanda, la subida de los precios del petróleo y el gas y el parón de centrales nucleares en Francia.
El factor de la interconexión
Sin embargo, Euphemia tiene en cuenta algunos factores añadidos a las órdenes de oferta y demanda a la hora de fijar los precios en el mercado mayorista. Por ejemplo, también tiene en cuenta las diferentes interconexiones que hay entre los diferentes mercados energéticos que pueblan Europa.
En su intervención en sede parlamentaria, el ministro Nadal justificó de esta forma el recurrir a una simulación de Euphemia para calcular el impacto en el precio del recibo de la luz de un hipotético cierre de todas las centrales nucleares. La simulación refleja como resultado que la luz subiría un 25%.
Una cifra que contrasta de forma notable con la de otros estudios, como el que mencionó en la sesión de la comisión de Energía Pilar Lucio, que hizo alusión a un trabajo de la Universidad Carlos III, cuya conclusión era que el impacto máximo del cierre de las nucleares en el precio de la electricidad era de una subida apenas superior al 5%.
"Recurrir a Euphemia nos permite tener en cuenta las variaciones que habría en las diferentes interconexiones, algo que no sé si habrán tenido en cuenta otros estudios", apuntó Nadal. Esta misma metodología le permite hablar de un impacto al alza del 15% si dejaran de estar en servicio las centrales de carbón, de plena actualidad por la polémica surgida tras la decisión de Iberdrola de cerrar las dos que le quedan en España y el decreto que prepara el Gobierno para regular la clausura de las plantas de generación energética.
Uno de los requisitos que se tendrá en cuenta será su influencia en el precio de la luz. Y ahí, Euphemia tendrá, una vez más, la última palabra.