Economía

La OCDE rebaja sus perspectivas de crecimiento para y avisa a la zona euro de una posible deflación

La organización cree que la economía de los grandes países no tendrá un crecimiento como se esperaba. Algunos, como Reino Unido, no han salido tan mal parados con sus perspectivas como la zona euro a quien ha denominado “la oveja negra de la recuperación”.

  • Ángel Gurría, secretario general de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico

La OCDE revisó este lunes a la baja sus perspectivas de crecimiento económico para sus grandes países y señaló que la zona euro no sólo sigue siendo la oveja negra de la recuperación, sino que hay un riesgo de deflación que podría perpetuar esa situación e incluso agravar la crisis de la deuda.

En su informe interino de "Perspectivas", la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) estimó que el producto interior bruto (PIB) de la zona euro aumentará este año un 0,8%, lo que significa cuatro décimas menos de lo que había calculado en mayo, y un 1,1% en 2015, seis décimas menos.

También corrigió a la baja sus expectativas para Estados Unidos, aunque considera que su expansión -tras los efectos negativos de un invierno particularmente crudo a comienzos de 2014- va por buen camino: 2,1% este año en lugar del 2,6% avanzado en mayo y 3,1% en 2015 en lugar del 3,5%.

El Reino Unido fue uno de los que salió mejor parado, ya que su PIB debería progresar un 3,1% este ejercicio, sólo una décima menos de lo anticipado, y un 2,8% en 2015, lo que es una cifra una décima mejor que la aventurada en mayo, según informa Efe.

En Japón la actividad aumentará un 0,9% en 2014 (tres décimas menos) y un 1,1% en 2015 (dos décimas menos).

Riesgo de deflación en la zona euro

Dentro de la zona euro, la OCDE sólo dio cifras de los tres mayores países y entre ellos el mejor comportamiento se espera en Alemania, aunque es menos favorable que el calculado hace cuatro meses: un 1,5% este año (cuatro décimas menos) y otro tanto el próximo (seis décimas menos).

Francia se tendrá que conformar con un 0,4% en 2014 (cinco décimas menos) y un 1% en 2015 (cinco décimas menos), mientras que Italia seguirá este año con una recesión del 0,4% (nueve décimas peor) y apenas recuperará un 0,1% el siguiente (un punto mejor).

El conocido como el "Club de los países desarrollados" destacó como el mayor riesgo la posibilidad de que en la zona euro la inflación siga a una tasa muy baja que exacerbe la debilidad de la demanda, sobre todo, a la vista de "la sucesión de sorpresas a la baja".

Es más, tomando como referencia lo que ocurrió en Japón en los años 1990, avisó de que con la actual situación de unos precios próximos al estancamiento hay riesgo de caer en la deflación.

La OCDE hizo notar que el mercado del empleo se está recuperando con lentitud globalmente, y que ahí las diferencias entre sus países miembros también son marcadas.

De nuevo la zona euro aparece como la oveja negra, ya que su tasa de desempleo apenas acaba de empezar a bajar frente a los picos que alcanzó en el punto álgido de la crisis, mientras que en Estados Unidos y el Reino Unido la creación de empleo se está produciendo a un ritmo "sólido" y en Japón se han vuelto a niveles de paro equivalentes a los de antes del choque de 2008.

Los autores del estudio señalaron que uno de los signos de que las condiciones del mercado laboral no han mejorado significativamente es que el crecimiento de los salarios es muy débil en muchos países, algo que ha permitido ganar competitividad en ciertos miembros de la zona euro, pero que ahora está frenando la recuperación del consumo interno.

La OCDE también incluyó previsiones para las grandes economías emergentes, que no han cambiado para China, que debería crecer un 7,4% este año y un 7,3% el que viene.

Para Brasil, sin embargo, recordó que cayó en recesión en la primera mitad de este ejercicio, y sólo espera un alza de su PIB del 0,3% en el conjunto de 2014 (1,5 puntos menos de lo que había anunciado en mayo) y una recuperación del 1,4% en 2015 (ocho décimas menos).

La organización consideró que sobre la economía brasileña pesan las incertidumbres políticas, tras las inminentes elecciones presidenciales y también la necesidad de medidas en el terreno monetario (reducir el objetivo de inflación) y en el fiscal (una regla sobre el gasto público).

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