La fusión entre las compañías farmacéuticas norteamericanas Bristol-Myers Squibb (BMS) y Celgene, que será la más grande de la historia hasta la fecha, depende de la venta de Otezla, un medicamento contra la psoriasis que a día de hoy es uno de los fármacos más vendidos de Celgene.En 2018 registró unas ventas de 1.608 millones de dólares, equivalente al 10,5% de la facturación total de Celgene. De hecho, de acuerdo con la consultora especializada en la industria farmacéutica Evaluate Pharma, se espera que de cara al año 2024 sus ventas anuales aumenten hasta alcanzar los 2.400 millones anuales, una cantidad de la que, desgraciadamente, no podrá lucrarse ni BMS ni Celgene.La venta de Otezla por parte de las dos compañías no es voluntaria, ni mucho menos. El problema radica en que para poder llevar a cabo la fusión, ambas compañías necesitan la aprobación de la Comisión Federal de Comercio (FTC, por sus siglas en inglés) el regulador de la competencia norteamericano.
Una fusión de 74.000 millones de dólares
Para poder seguir adelante con la compra de Celgene por más de 74.000 millones de dólares, la FTC ha obligado a BMS a realizar desinversiones para garantizar que no se producen conflictos de competencia o se genera un posible monopolio en el mercado farmacéutico. Es por ello que para dar luz verde a la compra, obliga a BMS a deshacerse de una de las bazas más importantes de Celgene.Una decisión con la que Bristol-Myers SquibB está en desacuerdo, según han afirmado fuentes de la empresa a Vozpópuli, pero con la que cumplirá con tal de garantizar la fusión con Celgene, prevista a finales de 2019 o principios de 2020. La nueva fecha se ha anunciado después de salir a la luz la decisión de la FTC, que ha obligado a las dos farmacéuticas a retrasar la operación.
BMS acata pero no acepta
Tal y como explica BMS, al tener que elegir entre un fármaco ya en el mercado y uno en desarrollo, es habitual optar por desinvertir en el que ya se encuentra comercializado. No obstante, no resulta tan habitual deshacerse de un superventas como Otezla, por lo que parece ser que la farmacéutica espera que su nuevo medicamento pueda superar los beneficios del que ya está en el mercado.“Bristol-Myers Squibb está comprometido a trabajar con las autoridades regulatorias de todo el mundo para completar la operación propuesta con Celgene”, aseguraba la compañía en un comunicado. “Estamos enfocados en cumplir la promesa de la transacción y continuamos trabajando para completar la transacción de manera oportuna “, añadió.La venta de Otezla no sólo implicará desahacerse de los beneficios que puede proporcionar a la nueva macrofarma que nazca de la fusión entre las dos compañías, sino que implicará que el nuevo propietario del fármaco se hará también con las centrales que se encarguen de su fabricación, así como todo el staff encargado de gestionar el fármaco.