El Gobierno está interesado en volver a exportar la experiencia de la industria ferroviaria española en materia de alta velocidad. Una de las principales oportunidades se localiza en Rusia, donde el Gobierno ultima los detalles de la línea de AVE entre Moscú y Kazán, un proyecto que lleva encima de la mesa desde hace algunos años y al que quiere dar un definitivo espaldarazo, con una inversión que se aproximaría a los 20.000 millones de euros.
La pasada semana, el secretario de Estado de Infraestructuras, Julio Gómez-Pomar, estuvo presente en el Middle East Rail, una de las múltiples ferias del sector ferroviario, que se organiza en Dubai (Emiratos Árabes Unidos). El número dos del Ministerio de Fomento mantuvo allí una entrevista con el ministro ruso de Transportes, Alan Lushnikov, en la que mostró el interés de España en participar en un proyecto tan destacado como éste.
Se trata de una línea cuyo recorrido se aproxima a los 800 kilómetros y que forma parte del plan ideado por el Gobierno ruso para trazar una ambiciosa red de alta velocidad, cuya primera pata ha sido el tren entre Moscú y San Petersburgo. Está previsto que las máquinas puedan alcanzar velocidades de hasta 400 kilómetros por hora, con el fin de completar el trayecto entre las dos ciudades en tres horas y media, aproximadamente, frente a las 14 horas que emplea el ferrocarril convencional en completar el recorrido.
Lushnikov aprovechó la disposición de Gómez-Pomar para hacer público el interés a través de la agencia de noticias oficial rusa Tass, que recogió las declaraciones del ministro local. El Ministerio de Fomento también está interesado en proyectos ferroviarios que se licitarán en Oriente Medio próximamente. Unos procesos en los que podría verse favorecido si el resultado de la puesta en servicio de la línea de alta velocidad entre La Meca y Medina es satisfactorio. Lushnikov y Gómez-Pomar trataron precisamente la posibilidad de una colaboración hispano-rusa en este tipo de licitaciones.
El fallido intento de Brasil
Desde que un consorcio articulado por el Gobierno español lograra hacerse con el contrato de construcción del AVE a La Meca, que se encuentra a la espera de fijar una fecha definitiva para entrar en servicio, en el ánimo y los deseos del Ministerio de Fomento ha estado siempre repetir la operación en otros mercados.
El que más se aproximó a convertirse en una realidad fue el de Brasil. El departamento, por entonces comandado por la actual presidenta del Congreso de los Diputados, Ana Pastor, llegó a confeccionar un consorcio liderado, como en el caso del AVE a La Meca por las empresas públicas Renfe, Adif e Ineco, y completado por grupos como ACS, Talgo, Indra, Elecnor y Abengoa, entre otros.
Tras quedar encallada la licitación en la Justicia, el Gobierno brasileño decidió desistir del proyecto por lo que los planes de Fomento para exportar el modelo a Latinoamérica se vinieron abajo.
El fiasco en Reino Unido
No obstante, en el caso de Rusia no sería precisamente sencillo tratar de exportar el modelo de Arabia Saudí. Se trata de un mercado por el que los grandes grupos de construcción e infraestructuras españoles han mostrado notables reticencias. Rusia no ha sido ni mucho menos protagonista en la notable expansión internacional de las compañías, que se lanzaron al exterior en busca de engordar sus carteras de pedidos ante el parón que sufría la licitación pública en España.
La última experiencia de las compañías españolas con la alta velocidad en el exterior no ha sido positiva. Ninguno de los consorcios de los que formaban parte fue seleccionado para la construcción de los diferentes tramos de la segunda línea de alta velocidad de Reino Unido, lo que podría animar a las empresas a intentarlo en otros mercados. En cualquier caso, el ruso no sería el elegido y menos para llevar a cabo un proyecto de tales dimensiones.