Los fondos de inversión españoles se aferran con uñas y dientes a los activos de deuda, independientemente de si la bolsa se encuentra en una época de buena racha o no. Así se desprende del informe sobre 2013 elaborado por Inverco, la asociación profesional de instituciones de inversión colectiva.
La renta fija representaba a finales del año pasado el 76,3% de la estructura total de las carteras de los fondos domésticos, 200 puntos básicos menos que la cifra que acaparaban en 2012 y 2011, pero todavía considerablemente alta si se tiene en cuenta el factor de largo plazo a la hora de invertir en fondos.
Sobre todo, porque las suscripciones netas, como indica el informe, fueron desorbitadas en categorías como la gestión pasiva, que incluye a los fondos con un objetivo de rentabilidad no garantizada, con entradas de dinero por valor de 8.964 millones de euros, y en los productos de renta fija a corto plazo, que atrajeron 8.225 millones.
De ese 76% de las carteras que está invertido en renta fija, la gran mayoría, un 63%, está colocado en activos de deuda española. Ocurre lo contrario en la parte de la cartera invertida en renta variable, donde los valores internacionales acaparan el 6,6% del 9,6% total distribuido en posiciones bursátiles.
En países donde la industria de fondos de inversión se encuentra más desarrollada y más enfocada hacia el cliente, el 50% del patrimonio invertido en instituciones de inversión colectiva va a parar activos de renta variable. En Alemania, este porcentaje se eleva hasta el 53% y en Reino Unido incluso llega a alcanzar el 69%. En Japón se rompen todos los límites, ya que representa el 81% del total del dinero invertido en fondos, según recoge el informe de Inverco con datos de diferentes asociaciones internacionales del sector.
Este peso tan desproporcionado de la renta fija en las carteras supone una pérdida de valor para los inversores, que podrían haber alcanzado con otros activos, ya que el rendimiento anual de los fondos de renta fija a corto plazo fue únicamente del 1,69% y el de los fondos garantizados de renta variable, del 5,73%. Incluso el 10,63% de rentabilidad alcanzado por los productos de gestión pasiva se queda pequeño frente al 14,38% de los fondos de renta variable mixta euro, el 26,13% de la renta variable de Estados Unidos o el 28,14% de la renta variable nacional euro.
Si se analiza la composición de las carteras de los fondos de pensiones, el panorama es más desolador todavía, teniendo en cuenta una vez más que este tipo de productos sí que están enfocados claramente para una inversión a largo plazo. De los casi 58.000 millones invertidos en fondos del sistema individual, solo 5.857 millones pertenecen a planes de renta variable. Y de los 2.916 planes de pensiones que existen en total, únicamente 197 son de bolsa.