La última década ha puesto a prueba a los inversores en renta variable. La crisis financiera mundial, la crisis de la zona euro, las consecuencias del tapering o la posible reducción de estímulos por parte de la FED, la desaceleración de la economía china… Cada crisis se ha caracterizado por un incremento de la volatilidad y caídas significativas de los mercados. Aquellos inversores que piensen que las subidas de las bolsas implican siempre, y en todo caso, asumir elevados niveles de riesgo, deberían reconsiderar tal hipótesis.
En el año 2007 lanzamos en Amundi una estrategia innovadora que buscaba invertir en una selección diversificada de acciones europeas que en condiciones de estrés experimentase una volatilidad colectiva menor que la del mercado de acciones europeo en su conjunto. El fondo Amundi Funds Equity Europe Conservative sigue una estrategia similar, que busca permitir al inversor participar del potencial alcista de la renta variable europea, pero con una menor participación probable del mercado bajista; con el objetivo de proporcionar una rentabilidad total superior al índice en un horizonte a cinco años. El fondo fue lanzado en 2009 con un estricto proceso de inversión y de construcción de cartera, invirtiendo únicamente en acciones europeas de calidad dentro de un universo de mediana y gran capitalización.
Las acciones de baja volatilidad de nuestra cartera son defensivas por naturaleza, pero participan en los rebotes del mercado, de forma que el inversor no tenga que sacrificar rentabilidad por seguridad. El patrón de rentabilidad prueba que una volatilidad más baja es compatible con el crecimiento, ya que la rentabilidad de la estrategia es mejor que la de su índice de referencia tanto en ciclos de mercado alcistas como bajistas.
Las compañías en cartera tienen una serie de características específicas. Suelen ser más rentables que sus homólogas, mostrar un mayor nivel de eficiencia operativa y estar menos endeudadas. Analizamos típicamente métricas como el retorno sobre activos (ROA), los resultados antes de intereses e impuestos (Ebit), o el ratio de apalancamiento para realizar la selección. De esta forma, buscamos valores que puedan resistir mejor en condiciones difíciles y prosperar cuando se reanude el clima de crecimiento. Las acciones también son elegidas por su potencial de diversificación. Así, buscamos activamente identificar aquellos valores que, ante los acontecimientos del mercado, reaccionan de la forma más diferente posible al resto de la cartera, con el fin de 'amortiguar los baches del camino', especialmente en mercados turbulentos.
La cartera, que cuenta globalmente con alrededor de 90 valores, ha demostrado su capacidad de capear las caídas del mercado participando completamente de las subidas de las bolsas con una menor volatilidad.