Transcurridos ya los primeros seis meses del año, podemos comprobar que el interés en la figura de las Eafis no solo se incrementa, sino que se materializa. En lo que va de año, se han registrado en CNMV 14 nuevas Eafis, lo que supone el 70% del total de las registradas en 2015 pero en solo la mitad de tiempo y, por lo que podemos intuir, la segunda parte del año seguirá la misma tendencia, lo que podría suponer un año 2016 récord en cuanto al número de nuevas Eafis registradas.
Los motivos que justifican este auge son variados y han sido comentados en múltiples ocasiones (pérdida de imagen de una parte de la banca, la vocación de independencia, orientación al cliente, posibilidad de ofrecer asesoramiento personalizado libre de conflictos de interés y sin producto propio, la multicustodia, asesorar IIC, las implicaciones de MIFID II en la industria, incremento de controles y limitaciones en las entidades, etc).
Pero ser Eafi y pasar a estar regulado tiene un precio y supone una mayor carga en términos de tiempo, trabajo y costes, tanto de reporting como de supervisión con CNMV. Por lo tanto, la búsqueda de la eficiencia es uno de los grandes retos que tienen que afrontar las EAFIs para pasar a la siguiente fase, la de consolidación.
Para conseguir esa eficiencia, las Eafis deben buscar soluciones que les hagan la vida más fácil y, en este sentido, las dos vías en las que apoyarse son:
- Por un lado, la tecnología, que supondrá también unos costes adicionales.
- Por otra parte, una buena selección de entidades/bancos colaboradores. Esto no implica costes para la Eafi, pero puede suponer una gran diferencia que puede ayudar a la viabilidad económica del proyecto, así como al incremento de los márgenes de la Eafi.
En este sentido, existen grandes diferencias entre cómo ven y cómo están comprometidos los bancos con las Eafis, y eso impacta en la oferta de servicios que les ofrecen. Desde Andbank hemos analizado mucho este punto y vemos que para las Eafis es absolutamente vital trabajar con entidades que las entiendan bien, que comprendan y asuman los roles de reparto de responsabilidades frente al cliente (la Eafi asesora y el banco exclusivamente ejecuta y custodia los activos), con sistemas de ejecución del asesoramiento rápidos y sencillos para cliente/Eafi, con acceso a arquitectura abierta real de producto, con acceso total a la información y reporting de las posiciones de los clientes, con áreas de interlocución y soporte a Eafis especializadas, con servicios y productos diseñados específicamente para Eafis, apalancadas en la tecnología, etc. En definitiva, que sean capaces de hacerles la vida un poco más fácil a sus clientes.
Está claro que la Eafi no debe ser prescriptor de ninguna entidad, y la mayoría de las que empiezan nos comentan que tratarán de trabajar con las entidades con las que ya estén trabajando los clientes. Sobre el papel esto no es malo, pero la realidad es que los problemas que esto les plantea hacen que cada vez más las Eafis informen a los clientes de los riesgos y ventajas que puede suponer trabajar con según qué tipos de bancos, para que el cliente tenga no solo un buen asesoramiento en materia de inversión, sino que sean asesorados también y sepan dónde es el mejor lugar para implementarlo en tiempo, forma y con garantías, lo que repercutirá en un ahorro de tiempo y costes para la Eafi que inevitablemente redundará en un mejor servicio y rentabilidad para los clientes.