Nunca la Reserva Federal norteamericana se había encontrado ante un dilema de tanta trascendencia mundial. Cuando todos los inversores daban por descontado antes del verano que en septiembre anunciaría el comienzo de la subida de tipos de interés, la incertidumbre sobre la economía china, la devaluación del yuan, la caída de las bolsas mundiales y la ampliación de los diferenciales de crédito han introducido una tensión en los mercados que la mayoría de analistas estima que es mejor esperar a que se despejen las dudas.
Pero la institución que actúa como banco central de Estados Unidos tiene argumentos para justificar, aunque sea de forma moderada, la subida de tipos. La mejora de los datos de desempleo y de crecimiento de la economía norteamericana respaldarían a la FED para iniciar el proceso.
Entre los gestores hay cautela ante lo que pueda decidir finalmente el organismo presidido por Janet Yellen, aunque estiman que lo más probable es un aplazamiento para final de año. “La FED se encuentra entre la espada y la pared dado que su política monetaria tiene implicaciones internacionales, sobre todo a través de la fortaleza del dólar, en un momento en el que todos los bancos centrales mantienen políticas monetarias muy acomodaticias”, explica Fabrizio Quirighetti, director de inversiones de SYZ Asset Management.
“No hacer nada podría hacer creer a los inversores que la Reserva Federal es un rehén de los mercados. Pero también podría hacer pensar que la situación económica no es tan sólida como han afirmado durante los últimos meses”, subraya.
Una solución intermedia pasaría por subir los tipos de interés un 0,125%, es decir, la cuarta parte del 0,25% que sería lo normal. De esta forma, lanzaría el mensaje de que el proceso de normalización sería lento y muy gradual, en un mundo inmerso en políticas expansivas de la liquidez por los bancos centrales.
“Estamos de acuerdo con el consenso que apunta a que es más probable que la FED eleve los tipos de interés en diciembre que ahora. Pero la pregunta más importante que debemos hacernos ahora es si será capaz de ejecutar un ciclo sostenido restrictivo en un mundo con extendida inflación y reducida deflación”, apunta Salman Ahmed, estratega global de Lombard Odier.
“De hecho, pensamos que aunque la Reserva Federal decida comenzar el ciclo de subidas en los próximos días o meses, encontrará difícil mantener el camino debido a las señales de inflación reducida a nivel mundial que abogan por más política monetaria expansiva en vez de por menos”, incide Ahmed.
Para Jim Leaviss, responsable de renta fija minorista de M&G Investments, al supervisor norteamericano “no le queda más remedio que apostar por la subida de tipos para combatir la inflación en vez de hacer frente a la deflación en un panorama de tipos ya próximos a cero. Esto, a su vez, hace que regrese el riesgo potencial de que unos tipos más altos provoquen una apreciación del dólar, lo que también afectaría a los beneficios empresariales de EEUU”. Un dilema para la FED.