El presidente francés, François Hollande, ha anunciado que adelantará la edad de jubilación a los 60 años en lugar de los 62 para todos aquellos que lleven 41 años trabajando. Además, estudia elevar el coste del despido ahora que el paro repunta hasta el 10 por ciento… ¿Y cómo acogió el mercado semejantes lujos? Pues premiando el jueves a la deuda francesa con los tipos de interés más bajos de la última década.
En el país de los ciegos, el tuerto es el rey. Los franceses subastaron 3.400 millones a 10 años con un tipo medio del 2,46 por ciento, el más bajo desde 1999. Por un lado, los galos se están beneficiando del miedo que tienen los inversores a la periferia. Por otro, los mercados premian los pasos dados hacia la integración europea. Y esto se ha traducido en un cierre de las posiciones bajistas que ha impulsado aún más la corrección al alza.
Aunque la economía francesa se encuentra muy diversificada, los expertos observan que sufre una seria pérdida de competitividad plasmada en su creciente déficit comercial. Sin embargo, París ha maniobrado hábilmente para ubicarse muy cerca de Alemania durante la crisis y eso la ha protegido bastante de las tensiones soberanas. Con un sector público que casi abarca el 50 por ciento del PIB, los inquilinos del Elíseo han sido capaces de resistir las llamadas a los recortes pese a que el déficit y la deuda galas se mantienen en unos niveles altos, alrededor del 6 por ciento y el 90 por ciento del PIB.