La percepción de que el boom del teletrabajo será una de las marcas de la sociedad postcovid tiende a extenderse en la sociedad. "Igual lo escuchamos por boca de la Ministra de Trabajo, Yolanda Díaz (Unidas Podemos), que de algunos directivos de grandes empresas, de representantes de asociaciones empresariales o de expertos: todos ellos coinciden en que "el teletrabajo ha venido para quedarse", destacan desde el think tank especializado en investigación económica y social Funcas.
Especial impacto ha tenido en la agenda económica-social el informe del Banco de España sobre el potencial del teletrabajo en nuestro país. Según sus cálculos, el 30% de la población ocupada en España podría pasar a teletrabajar de forma permanente (frente al 8% que lo hacía frecuente u ocasionalmente antes de la pandemia).
El shock de eficiencia podría ser especialmente fuerte en las grandes empresas españolas: estas podrían disparar un 720% la cuota de empleados en remoto respecto a la era precovid. Paralelamente, en campos como la información y comunicaciones, los servicios inmobiliarios y financieros, e incluso la educación, el porcentaje de empleados que podrían trabajar en remoto superaría el 60%, según proyecciones del BdE que se suman a las delineadas por otras fuentes de mercado que inciden en el "golpe a la cultura del presentismo en España" que supondrá el actual confinamiento sobrevenido.
Desde la AEO piden prudencia frente a los pronósticos sobre el teletrabajo y evitan fijar horizontes temporales aunque dan por hecho que el retorno a los oficinas se deberá hacer de manera muy progresiva
"La actual es una crisis sanitaria, no una de exceso de oferta o de ineficiencia productiva, hay que ser muy prudentes cuando se habla de oficinas porque se habla de puestos de trabajo", reivindica por su parte el presidente de la Asociación Española de Oficinas, José María Álvarez.
Desde la AEO piden prudencia frente a los pronósticos sobre el teletrabajo y evitan fijar horizontes temporales aunque dan por hecho que el retorno a los oficinas se deberá hacer de manera muy progresiva. Asumen que habrá un impacto en los aforos por la distancia de dos metros fijada por Sanidad y esperan que el uso de las oficinas "se intensifique" (llegando al menos al 50% de las actuales plantillas) recién a partir de septiembre.
"Hay ventajas pero también desventajas"
Desde el Departamento de Estudios Sociales de Funcas advierten, en cualquiera de los casos, de que el teletrabajo total tiene unos límites que ya empiezan a manifestarse entre las personas que se han visto obligadas a trabajar en remoto.
Lo hacen tras realizar primero una encuesta a 700 profesionales y efectuar luego grupos de discusión de una hora (por internet, dado el actual confinamiento) con profesionales "habituados, predispuestos y reacios" al trabajo remoto, que han derivado en 60 páginas de transcripciones sobre "el tipo de razonamientos y sentimientos que subyacen a las respuestas que luego se dan en las encuestas" relativas al teletrabajo. La "interacción social y la integración en una comunidad de compañeros de trabajo" sobresalen como las cuestiones más desafiantes del teletrabajo a tiempo completo.
"Es cierto que la gente ve ventajas; destacan posibles ahorros de tiempo, por trabajar por resultados, y externalidades positivas para el medio ambiente, y la posibilidad eventual de conciliar mejor la vida laboral y profesional. Sin embargo, todos nuestros entrevistados coinciden en que la interacción presencial es insustituble. Coinciden en que lo ideal sería quizá un teletrabajo parcial, una fórmula combinada", señala Elisa Chuliá, directora de Estudios Sociales de Funcas, a Vozpópuli.
Testimonios
"Te apetece cualquier cosa, pues yo qué sé: "¡quiero un plátano!". Pues, bueno, aquí me apetece comerme una fruta y sé que la tengo ahí", dice uno de los profesionales consultados sobre lo 'bueno' del teletrabajo. "Me puedo organizar yo a mí manera y con mi gestión de tiempos como a mí me vengan mejor para ser más productiva y para gestionar los proyectos que tenga que hacer. Tienes muchas menos interrupciones, voy más tranquila", afirma otra de las consultadas.
"Una reunión cara a cara no tiene nada que ver con una reunión por Skype", afirma paralelamente otro. "Aunque sea funcionaria, ¡me gustan la emociones! Entonces, me gusta, de vez en cuando, la interacción con mis compañeros, el ir y el venir y salir de casa también, ¿no? Yo le veo ventajas y desventajas. Lo veo cómodo para la salud mental, salir de tu casa. Cuando empecé a formarme en mi trabajo, quizá esa formación que me han hecho mis compañeros, en la distancia, habría sido más lenta, más compleja para cierto tipo de reuniones 'ásperas'", dice otra de las consultadas. "Se necesita tener ese contacto, ese compañerismo, el tomarte un café con alguien, el charlar; es decir, todo ese tipo de cosas, esa parte de sociedad la necesitamos".
El síndrome del sanitario nos afectó a todos en positivo, pero no sabemos si eso se podrá mantener"
"Todos los profesionales con los que hemos hablado han reconocido que trabajaron mucho más durante el confinamiento. En las primeras semanas, hubo una especie de 'de esto salimos juntos'. El síndrome del sanitario nos afectó a todos en positivo, pero no sabemos si eso se podrá mantener", avisa igualmente Chuliá.
"Una profesora de primaria, por ejemplo, nos ha contado que teletrabajar para ella, con niños de menos de 10 años y teniendo a la vez que cuidar de sus hijos, ha sido y está siendo una experiencia muy estresante. Otro profesional nos ha planteado que ahora trabaja antes y después de la cena. Son situaciones que quizá no sean sostenibles y que quizá explican por qué el teletrabajo, del que se viene hablando ya desde los años 70, no se había generalizado hasta ahora", afirma la también Doctora en Ciencias Políticas y Sociología por la Universidad Complutense de Madrid.
"Nuestros primeros datos nos dicen que un tercio de la gente está trabajando durante el confinamiento desde su casa, pero no son datos muy sólidos. Desde nuestra óptica, hay que ser prudentes, ya que también se ven inconvenientes, como el estrés añadido, la dificultad para separar la vida personal de la laboral, crecientes dificultades en la motivación y posible pérdida del compromiso, problemas para coordinar los trabajos en grupo y las promociones, etc.", señala Chuliá, entre otras cuestiones que, como recuerda, fueron de hecho conceptualizadas como desafíos del teletrabajo ya en el año 2000 por el experto en gestión de la Escuela de Negocios de Southampton, Yehuda Baruch.
En materia cuantitativa, paralelamente, es de añadir que la consultora de inversiones inmobiliarias Colliers empezó en marzo de este año a hacer un sondeo digital que, según informó, en abril alcanzaba ya a más de 3.000 empleados y directivos de 25 países, incluido España, sobre el potencial crecimiento del teletrabajo permanente a raíz del coronavirus. El 82% de los encuestados dejaban entonces claro que querrían teletrabajar uno o más días en la era postcovid, si bien el 58% avisaba que consideraba poder colaborar mejor con sus compañeros en la oficina.