La deuda pública ha marcado un nuevo máximo histórico en junio. Tras un fuerte incremento de casi 20.000 millones en un solo mes, se ha situado en 1,107 billones de euros, una cifra nunca vista hasta ahora en los registros del Banco de España. Teniendo en cuenta la previsión de PIB para este año, el nivel de deuda actual estaría rozando el 101% del PIB, lo que puede condicionar seriamente el crecimiento futuro del país.
Así lo advierte el informe de Funcas titulado 'Deuda pública y crecimiento económico en España, 1851-2013', elaborado por los economistas Vicente Esteve y Cecilio Tamarit e incluido en su último número de Cuadernos de Información Económica. Según señala el documento, el fuerte incremento de la deuda pública durante la crisis económica restará más de dos puntos porcentuales de crecimiento económico a largo plazo.
La deuda se ha triplicado durante la crisis económica y ha seguido creciendo en el primer semestre del año
Y es que la deuda pública no ha hecho más que crecer estos años como consecuencia de un déficit desbocado y la incapacidad de los Gobiernos para controlarlo. Para financiar ese déficit, los equipos que han pasado por La Moncloa estos años –el de José Luis Rodríguez Zapatero y el de Mariano Rajoy—se han visto obligados a emitir una gran cantidad de deuda, lo que ha hecho que esta variable prácticamente se haya triplicado en los últimos 8 años. En concreto, ha pasado de sumar 383.798 millones en 2007 a cerrar el año 2015 consolidada por encima del billón de euros.
Y las cosas no están mejorando en 2016. En el mes de junio la deuda ha escalado a 1,107 billones de euros, 18.549 millones más que en mayo y 50.000 millones más que hace un año. Aunque el Gobierno sostiene que la deuda se va a estabilizar este ejercicio y que empezará a bajar el año que viene, las previsiones parecen difíciles de alcanzar. Al menos mientras nada cambie.
Así lo asegura el economista y profesor del IESE Antonio Argandoña en una conversación con Vozpópuli. Según el profesor, se esperaba el fuerte incremento de la deuda estos meses porque se ha interrumpido el control del déficit por razones electorales. A su parecer, la deuda solo empezará a bajar cuando se forme gobierno y el nuevo ejecutivo detalle las medidas de gastos e ingresos que pondrá en marcha para volver a poner en marcha la consolidación fiscal. Y esto tendrá que ocurrir antes del 15 de octubre si se quiere cumplir el calendario fijado por Bruselas.
Y si no se hace nada, la deuda seguirá creciendo. El informe de Funcas incluye una serie histórica que va más allá de la del Banco de España (que solo llega hasta 1995) y asegura que el nivel de deuda registrado en junio es el más alto del último siglo. Desde 1910, concretamente. La serie de Funcas empieza en 1850 y sitúa el punto más alto de la deuda pública en 1875, con un nivel cercano al 170% del PIB asociado a la I Guerra de Cuba de 1868-1878 durante el reinado de Alfonso XII.
Según Funcas, un volumen tan elevado del ‘stock’ de deuda puede implicar serios problemas para la política fiscal porque genera elevadas necesidades de refinanciación en los mercados de capitales, obliga a pagar muchos intereses (aunque los tipos ahora estén muy bajos) y requiere que se generen importantes superávits públicos primarios. Esto último suele acabar en subidas de impuestos o reducciones de gasto productivo que afectan muy negativamente al crecimiento económico y al empleo.
La Autoridad Fiscal asegura que la deuda tardará 20 años en acercarse al objetivo del 60% que marca la Ley
A su parecer, la prioridad de la política fiscal en estos momentos debe ser sin duda estabilizar la deuda, algo que aún no se ha conseguido. Y después empezar a reducir gradualmente el ‘stock’ hacia niveles cercanos al objetivo del 60% que fija la Ley de Estabilidad. Este objetivo, según cálculos de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) no se alcanzará hasta dentro de 20 años.
Para estabilizar el ‘stock’ de deuda, Funcas cree que se tienen que dar tres condiciones: el crecimiento del PIB tiene que ser superior al tipo de interés de la deuda, hay que generar superávits públicos primarios y se debe eliminar o reducir el llamado “efecto ajuste déficit-deuda”, que incluye emisiones de deuda que no computan como déficit, como las contribuciones a los rescates de otros países o la participación en el MEDE, el FROB, el Fondo para pagar a proveedores y el del déficit eléctrico, entre otros. La financiación de estos fondos ha provocado un aumento de la deuda de 33.270 millones entre 2008 y 2015, el 3% del PIB.
Según el análisis de la fundación, un incremento del 10% en la ratio de deuda puede provocar una reducción del crecimiento a largo plazo de entre el 0,17% y el 0,38%. Así, el incremento del 84% que ha registrado esta variable en el periodo 2007-2013 puede lastrar el PIB en 2,18% puntos a largo plazo. Funcas limita su ejercicio de cálculo al periodo 2007-2013, pero si tenemos en cuenta que en 2014 y 2015 la deuda ha seguido creciendo, el impacto en el PIB será, sin duda, mucho mayor.