Economía

La banca dispara el 'Grexitómetro': JP, BNP y Morgan elevan hasta el 70% las opciones de salida del euro

JP Morgan, Morgan Stanley, BNP Paribas, Beremberg o Barclays consideran ya la salida del euro de Grecia como el escenario más probable.

  • El primer ministro griego, Alexis Tsipras.

Que viene el lobo. O no. Los grandes bancos globales han elevado la probabilidad que asignan a que Grecia se salga del euro tras el rotundo rechazo a las propuestas europeas en el referéndum de este domingo. Muchos lo consideran ya más probable que improbable: es ya la situación de la que parten ahora, lo que recomiendan tener en cuenta al operar en bolsa, en renta fija o en el mercado de divisas.

“El Grexit [Greek exit, la salida de Grecia del euro] es ahora nuestro escenario base“, explica desde Londres Holger Schmieding, economista jefe del banco alemán Beremberg. “Ya habíamos elevado esta posibilidad al 55% hace una semana. El resultado del referéndum, por decirlo suavemente, no ha hecho nada para mejorar ese escenario”.

“Consideramos que un EMU (Salida de la Unión Monetaria, en sus siglas en inglés) es la situación más factible, aunque no podemos descartar que Grecia se quede en el euro”, afirman desde Barclays. “Aceptar las nuevas propuestas del gobierno griego va a ser muy difícil, porque los líderes europeos tienen que vender en casa el acuerdo. Será especialmente complicado en el Bundestag alemán o en España, donde hay elecciones”, se lee en el último informe del banco londinense.

No todas las entidades financieras globales consideran la salida de Grecia tan inevitable. “La probabilidad oficial que asignamos es del 40%, aunque después del no rotundo en el referéndum creo que es tan probable que se quede dentro de la eurozona como que salga”, afirma Roberto Ruiz-Scholtes, director de Estrategia UBS Bank. Destaca el “hastío por parte de los operadores del mercado y de los inversores, una sensación de que esto no tiene solución, y de que el deterioro de la situación griega seguirá hasta que la salida del euro sea algo perfectamente factible”.

Apunta a que hay tres indicadores a seguir:

  • La presión que impone Europa: Se transmite a través del Banco Central Europeo, y su flexibilidad a la hora de mover el límite del Fondo de Liquidez de Emergencia (ELA, en sus siglas en inglés). Hay que estar atentos también a si se pone más restrictivo con los colaterales.
  • El nivel de agonía griego: Si no se llega a un acuerdo antes de que termine el mes, el gobierno tendrá que emitir los famosos I owe you (IOU, pagarés) para pagar pensiones.
  • El nivel de contagio: “Consideramos que el nivel de contagio preocupante para la deuda española será a partir de 250 puntos básicos”, afirma Ruiz-Scholtes. A partir de ese momento, el Banco Central Europeo acelerará las compras de bonos dentro del programa de Relajación Cuantitativa (QE, en sus siglas en inglés), y si lo sube desde los 60.000 millones de euros mensuales actuales, una posibilidad que ya dejó abierta la entidad de Frankfturt en mayo. También podrían relajar los colaterales requeridos para recibir financiación o extender temporalmente el programa de compra condicionada de deuda a los bancos conocido como TLTRO.

No es la primera vez que los bancos globales alertan de la posibilidad real de que Grecia abandone el euro. Era lo más probable en 2012 para la mayoría de ellos, como lo era también que España se viera contagiada y el euro se rompiera finalmente, algo que finalmente no ocurrió. Por ello, todos estos pronósticos hay que tomárselos with a pinch of salt, con una pizca de sal, con escepticismo.

Hecha esta salvedad, los obstáculos para un nuevo acuerdo que permita la supervivencia financiera de Grecia tras el “no” son tres, según Beremberg. El primero es político: tras esa rotunda “bofetada” a la propuesta europea, negociar un nuevo rescate será más complicado que simplemente extender el anterior. El dinero europeo tendrá que provenir del fondo permanente de rescate, el Mecanismo Europeo de Estabilidad (ESM, en sus siglas en inglés), y no ya del anterior EFSF, que era temporal. Pero antes de que esas negociaciones puedan comenzar, el Bundestag alemán va a tener que autorizar explícitamente al ministro de finanzas para que lleve a cabo las negociaciones. Otros países van a tener que autorizar de forma similar el procedimiento negociador, con el coste de tiempo y de obstáculos políticos que ello supone, considera Schmieding.

El Segundo obstáculo es el agujero fiscal que podría destaparse. Un nuevo paquete de rescate requerirá de un análisis fresco de las necesidades financieras del país. "Teniendo en cuenta que en seis meses la salida de depósitos ha sido de unos 40.000 millones y la de capitales de 60.000 millones", esa revisión muy probablemente revelará un déficit que exigirá de mayores reformas, que a su vez volverán a bloquear el acuerdo.

Y, por último, hay una severa falta de confianza entre las partes. Ese es el principal motivo, aseguran desde la entidad e Londres, de la caída en una recesión y del nuevo caos financiero, tras el rebote de 2014.

Las casas de análisis tratan de dibujar una partida de ajedrez virtual en la que las principales fichas son el Eurogrupo, los jefes de Estado y de Gobierno de la eurozona, el Banco Central Europeo y, por supuesto, Atenas. Con estas variables pintan así las posibles jugadas:

  • La mejor sería aquella en la que el BCE aumenta el ELA y ello da tiempo suficiente para alcanzar un acuerdo.
  • Si el BCE no pone de nuevo en marcha y aumenta el ELA, se acaba con la liquidez. Se emiten entonces pagarés, y Grecia termina saliendo del euro.
  • Si el ELA no se aumenta pero la debacle financiera acaba con Alexis Tsipras. Las colas en los bancos, y una eventual tensión social provocan la dimisión del gobierno de Syriza. Surge un gobierno de coalición entre las fuerzas de la oposición o uno de unidad nacional que facilita un acercamiento a los acreedores.

La victoria del sí es el desenlace contrario al que esperaban desde Bankinter, pero aún con esta nueva situación este banco no cree que en la práctica sea posible la salida de Grecia del euro, explica Belén San José, analista. Hay que tener cuidado, apunta, a los activos que se van a desajustar, como la renta fija y la variable, y se muestra sorprendida del escaso movimiento post-referendum de la moneda única.

En una situación extremadamente cambiante, las principales casas de Nueva York, Londres, París o Frankfurt tratan de analizar el escenario más factible. Un juego que se ha demostrado baldío en otras ocasiones pero que, ahora, da la partida casi perdida para el gobierno ateniense.

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