La compañía francesa de satélites Eutelsat pergeñó su plan de venta del 33,69% que posee en Hispasat a espaldas de su socio Abertis y del Gobierno español, que controla el 9,2% de la compañía a través de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (Ministerio de Hacienda) y el CDTI (Ministerio de Industria).
El grupo galo se descolgó en la tarde de este martes con una escueta nota oficial que anunciaba el "inicio del proceso de desinversión de su participación en Hispasat mediante el ejercicio de la opción de venta concedida en 2008 por el accionista mayoritario de Hispasat, el Grupo Abertis".
Tanto en el grupo de infraestructuras catalán, que controla la empresa con un 57%, como en el Gobierno español, que considera Hispasat como una compañía estratégica, se echaron las manos a la cabeza, no sólo por no haber sido informados sino también porque la operación es inviable.
Hispasat es una compañía estratégica que controla informaciones sensibles para el Estado español y todo cambio en su estructura tiene que pasar por el Consejo de Ministros
El pacto de accionistas firmado por Eutelsat y Abertis establece "un compromiso asumido por los socios de permanecer en la compañía al menos hasta finales de julio de 2017", acuerdo que "condiciona la eficacia de la put (opción de venta)". Así lo afirma el hecho relevante enviado por la compañía controlada por La Caixa a la CNMV española a última hora de ayer.
Abertis insiste además que "los derechos derivados de la put aún quedan pendientes de ser reconocidos conforme a lo acordado por los accionistas en julio de 2013". Fuentes al tanto del proceso añaden que la opción de venta que reclama ahora Eutelsat "no se puede ejecutar".
Las dos partes tendrán que ponerse ahora a revisar los términos del pacto de accionistas, después de que Eutelsat haya comunicado a Abertis su intención, pero el proceso se presenta complicado.
El carácter estratégico de Hispasat (hay satélites de la compañía que prestan comunicaciones sensibles al Gobierno) hace que sus propios estatutos establezcan que "cualquier transmisión de acciones y, por tanto, la ejecución de esta transacción, requiera la autorización previa del Consejo de Ministros de España", según recordó anoche Abertis en su comunicación a la CNMV.
Si Eutelsat se empeña en forzar el acuerdo de accionistas para tratar de obligar a Abertis a que le compre su 33,69%, será el actual Gobierno en funciones el que tendrá que bloquear la operación, añaden las fuentes consultadas.
La compañía gala se vio obligada a lanzar un profit warning hace unos días y necesita una desinversión urgente para mantenerse a flote financieramente
Se abre ahora un proceso incierto de unos días en los que los representantes legales de Eutelsat tendrán que verse las caras con los de Abertis para hacer un planteamiento de la afrenta, dado que por ahora la única información que maneja el resto de accionistas de Hispasat es la escueta nota oficial del grupo galo.
"Eutelsat tiene una participación del 33,69 % de Hispasat a través de su subsidiaria, Eutelsat Servicios und Beteiligungen GmbH. Bajo los términos del contrato de opción de venta, el valor de la participación de Hispasat será determinado por un experto independiente. La transacción se procederá sujeta a la autorización del gobierno español”, señala la nota de la compañía
Fuentes del sector de satélites señalan que Eutelsat está pasando por una situación financiera delicada, que le obligó a lanzar un profit warning (aviso de corrección a la baja de sus resultados) hace unos días y que el anuncio de su salida de Hispasat "parece una huida hacia adelante o un movimiento a la desesperada".
El equilibrio de Eutelsat y Abertis en Hispasat ha sido complicado. Las dos compañías son competidoras directas y han llegado a pujar por separado en operaciones de venta de operadores de satélites internacionales. El pacto entre amigos se ha ido deteriorando en los últimos años por las fricciones de mercado y las diferentes visiones estratégicas de Hispasat, si bien el anuncio de ayer parece responder más a la necesidad imperiosa de la francesa de acelerar una desinversión que le permita mantenerse a flote financieramente.