IAG (International Airlines Group) nace tras la fusión de la británica British Airways y la española Iberia (y que incluye otras más pequeñas como Level, Vueling y Air Lingus) que, operativamente, siguen manteniendo sus nombres. La compañía española se acerca al siglo de historia. Fue fundada el 28 de junio de 1927 por el empresario vizcaíno Horacio Echevarrieta, bien relacionado con el dictador Primo de Rivera, en colaboración con la alemana Lufthansa, si bien el primer vuelo no fue hasta el 14 de diciembre.
Ya por entonces tuvo su primera anécdota de retrasos. El fundador quería que el estreno consistiera en un vuelo Madrid-Barcelona con Alfonso XIII como invitado estrella, pero tardó tanto que se adelantó por dos horas un Barcelona-Madrid. No habían pasado ni dos años cuando Iberia fue relegada primero por la compañía CLASSA y luego por LAPE -intentos de monopolizar todo el incipiente tráfico aéreo nacional-, por lo que siguió existiendo sin actividad, hasta que en plena Guerra Civil (1937) se reactivó desde Salamanca, cuartel general del bando “nacional”.
Acabada la contienda en 1939, hizo su primer vuelo internacional (Madrid-Lisboa), siendo pionera (en 1946) como la primera aerolínea que conectaba Europa con Sudamérica. Desde 1944, Iberia formaba parte del INI (Instituto Nacional de Industria), el invento franquista para industrializar España con empresas de capital y gestión pública. Se diferenciaba de las políticas de los países del bloque soviético en que en España sí se permitía la competencia privada… en algunos casos.
Iberia fue creciendo y modernizándose a un ritmo similar al del país. En 1974 puso en marcha el primer puente aéreo de Europa que consistía en un vuelo diario Madrid-Barcelona con dos aviones (uno en cada ciudad) que despegaban sin hora fija, cuando se llenaban.
Los inicios de British Airways
British Airways es mucho más joven, ya que se formó en el año 1974, resultado de la fusión entre las aerolíneas estatales British Overseas Airways Corporation (BOAC) y British European Airways (BEA), en un intento de solventar los problemas provocados por el fuerte aumento del precio del combustible (Crisis del Petróleo). Desde el primer momento, tuvo muchos problemas de viabilidad financiera, por lo que el gobierno tuvo que prohibir en 1976 la competencia entre compañías en rutas de largo alcance para que British Caledonian, la segunda compañía en ese momento, no le restara cuota.
Además, ese mismo año deciden comprar su primer Concorde, otro fracaso que motivó una inyección de capital por parte del estado. Ese mismo año el Banco de Inglaterra vivió la humillación de verse en la necesidad de solicitar un crédito al FMI (a cambio de altos intereses y de un fuerte recorte del gasto público), en quizás el peor momento financiero de un país que unas décadas antes aún presumía de Imperio.
En 1979 llega al poder en Reino Unido, Margaret Thatcher que inicia un proceso de privatización de empresas públicas deficitarias, entre las que se encuentra British Airways. Antes nombra como gestor a Sir John King que consigue transformar la compañía y devolverla a los beneficios por lo que pudo ser privatizada y generar ingresos para el estado, comenzando a cotizar en bolsa en 1987, en mismo año en el que absorbe a su antigua rival British Caledonian. Durante los siguientes años la expansión se aceleró, aunque no pudo con Virgin, contra la que lanzó una campaña de juego sucio que le llevó a ser multada y a la dimisión de King.
Expansión de Iberia
Volviendo a Iberia, en 1990, con la vista puesta en el ingreso en la UE y en la liberalización del tráfico aéreo que eso suponía, Iberia decide iniciar una estrategia de crecimiento con compras en Sudamérica que resultó desastrosa, especialmente por la inversión en Aerolíneas Argentinas. La 1ª Guerra del golfo de 1991 tampoco ayudó y en 1994 la compañía estaba técnicamente quebrada, por lo que el Gobierno tuvo que pedir una autorización a la UE para inyectarle nuevo capital, lo que se consiguió a cambio de iniciar el proceso de privatización.
Ésta se culminó en 2001 con la salida a bolsa, y en 2002 ingresa en el Ibex. En noviembre de 2007, justo el mes de los máximos históricos de la bolsa española, Caja Madrid (actual CaixaBank) se convierte en su principal accionista ampliando su participación del 9,63% al 23,42%, lo que en su momento se creyó era un movimiento -propiciado por el gobierno- para evitar una OPA extranjera.
De poco sirvió, tras el proceso de concentración global entre compañías aéreas motivado por los problemas del sector. Tras la Gran Recesión iniciada en 2007, Iberia y British Airways comenzaron a negociar su fusión ya en 2008 y ésta se hizo oficial en 2010 creándose IAG (International Airlines Group) y concediendo a los antiguos accionistas de la británica el 55% y a los de la española el 45% de la propiedad del holding.
Entonces hubo polémica sobre esta operación corporativa, ya que se sospechó desde el inicio que resultaba más ventajosa para la parte británica que para la española. En estos años ese es un mantra que se ha repetido mucho. También se ha especulado mucho desde el Sí al Brexit en el referéndum de 2016 sobre la viabilidad del proyecto, dudas que se multiplicaron en 2020 con la pandemia.
Sin embargo, a finales de ese año consiguieron ampliar capital sin rescate gubernamental directo (aunque alguna ayuda pública ha caído, como en el caso de la compra de Air Europa); y aunque a largo plazo ha resultado ser una muy mala inversión bursátil (incluso tras el fuerte rebote desde mínimos), parece que su viabilidad financiera está asegurada.