El exministro Jordi Sevilla, uno de los que tanto sonó para ocupar alguna de las carteras económicas del Ejecutivo de Pedro Sánchez, ha lanzado un aviso alto y claro al que podría haber sido su jefe: "Seguimos corriendo el riesgo de acabar este año con un déficit del 3%". El déficit es, según Sevilla, una de las cinco heridas que hay que cerrar de esta crisis cuanto antes para seguir adelante.
Y es que si algo han demostrado estos años, es que las cuentas públicas españolas son muy sensibles a los ingresos y muy poco sensibles a los gastos, lo que hace que en épocas de crisis suba mucho el déficit y baje cuando el país crece. De hecho, a su parecer, el juego de los estabilizadores automáticos explica el 70% de la corrección del déficit en estos años.
El desfase cerró 2018 en el 3,1% del PIB y el Gobierno de Sánchez heredó del de Mariano Rajoy el compromiso de bajarlo al 2,2%. Hoy, según Sevilla, nadie se cree este objetivo, ni la Comisión Europea, ni el FMI, ni la Autoridad Fiscal ni el Banco de España. "Pero todo el mundo mira hacia otro lado", ha criticado. A su parecer, hay que hacer una revisión profunda de los ingresos y gastos del país para tomar medidas estructurales que realmente reduzcan el déficit.
Grandes acuerdos
"Si no se hace nada, volveremos a desviarnos del 3% y la deuda no bajará", ha advertido en una conferencia sobre los restos de la economía española organizada por el Consejo General de Economistas de España. No ha querido entrar en reformas concretas, pero sí ha recordado que la última gran reforma fiscal la hizo Unión de Centro Democrático. Desde entonces hasta ahora se han hecho algunos cambios, pero no una reflexión profunda.
Ha defendido alguna de las medidas fiscales que ya tiene en mente el nuevo Gobierno, como la creación del impuesto a la banca y ha asegurado que él fue de los primeros en hablar de complementar los ingresos de la Seguridad Social con la cesta de impuestos. "Si vinculamos parte de los ingresos a la riqueza y no solo al empleo se puede asegurar parte del sistema de pensiones del futuro", ha dicho.
En cualquier caso, éste es solo uno de los cinco grandes retos que tendrá que afrontar el nuevo Gobierno, junto a la mejora del empleo, la erradicación de la pobreza, facilitar un modelo de transición energética sostenible e incentivar la digitalización de la economía. Y los cinco retos requieren grandes acuerdos de país, algo que no ocurre en España desde la firma del Tratado de Maastrich en el año 1992. "Si queremos llegar a algo, necesitamos grandes acuerdos, no solo políticos. El mayor riesgo es no hacer nada", ha sentenciado.