No saber qué hacer o a qué dedicarte el resto de tu vida es una de las grandes cuestiones de la adolescencia. Es por esto que muchos jóvenes, al terminar el instituto, prefieren invertir su tiempo viajando o trabajando. O ambas. Más de un país de Europa, como Irlanda, Holanda o Inglaterra, han visto la llegada de varios jóvenes españoles que llegaban con el objetivo de ahorrar y mejorar el inglés.
Este ha sido el caso de Adrián Ruiz, un joven de 23 años proveniente de San Vicent del Raspeig, en Alicante, que al cumplir la mayoría de edad y terminar los estudios obligatorios se dijo: "No me apetece hacer ahora la prueba de acceso a la universidad. Prefiero coger experiencia laboral trabajando fuera, ahorrar algo de dinero y, luego ya, ponerme a estudiar".
En 2020 se apuntó a una empresa de trabajo temporal (ETT) y viajó a Alemania para trabajar en unos almacenes. Aunque Adrián no duró mucho en el país germano. "Estuve un par de meses, pero por las condiciones laborales que ofrecían, decidimos cambiarnos a otra ETT en Holanda".
En Holanda tampoco estaría una gran temporada. Pese a que a los meses consiguió un trabajo de contrato indefinido sin necesidad de ETT de por medio y un alquiler, consiguió una oportunidad de irse a Londres con su hermana. Pero en Inglaterra no pararon de haber complicaciones.
Por buena que fuese la experiencia laboral que Adrián tuvo en la ciudad del Big Ben, llegar a principios de 2021 en pleno Brexit -el cual entró en vigor en mayo de ese año- no supuso más que una cadena de problemas. "Cuando se hizo oficial el Brexit, yo tuve que aplicar para el EU Settlement Scheme. Me lo denegaron porque debía haber estado viviendo allí desde diciembre de 2020."
Aún así Adrián disponía de una visa sponsorship, la cual le permitía quedarse en Reino Unido trabajando. Tras cerca de un año y medio trabajando allí, volvió a España de vacaciones y al intentar volver a Londres, le denegaron la entrada al país por no tener el 'Settlement Scheme'.
En esta ocasión, la visa sponsorship de la que disponía no le sirvió para salir de esa situación y tuvo que regresar a Alicante. Gracias a la experiencia que había adquirido en sus tres últimos destinos y al dominio del inglés que tenía, encontró trabajo fácil y rápidamente en un aeropuerto. Después de 6 meses en nuestro país, fichó Irlanda como el próximo país a descubrir.
"Me propuse ir a Irlanda porque me quería ir a otro país donde el inglés fuese la lengua oficial y así poder mejorar lo que había aprendido en Reino Unido. Además, quería ganar experiencia en otros sectores laborales", comenta Adrián. Su hermana, quien ha sido su compañera de aventura estos últimos años, tenía experiencia previa en el sector del alquileres de coches y consiguió un empleo en el aeropuerto de Dublín. En febrero de este 2023, el alicantino comenzaría a trabajar con ella.
"Estoy con expectativas de quedarme en este país un par de años por las condiciones en las que me encuentro y el sueldo", confiesa. En Irlanda, Adrián está con contrato indefinido cobrando a 13,5 euros la hora, y eso sin contar comisiones. Según explicaba a Vozpópuli el joven alicantino, dependiendo del mes, las comisiones varían entre 1.000 y 1.500 euros.
"Es un turno de nueve horas porque no te incluyen la de descanso, pero aún así merece la pena", comenta Adrián. Lo único en lo que se encuentra disconforme el joven es en tener un horario rotativo. "Como trabajo en un aeropuerto, a veces me toca entrar a las 7:00 de la mañana y otras a las 14:00, pero es lo único malo".
No obstante, aunque la nómina que recibe Adrián Ruiz es buena, Irlanda tiene más de un aspecto que, según explica él, "deja mucho que desear", tales como los precios del alquileres o el sistema sanitario. Estos detalles hacen que la balanza se tambalee.
La cara b de Irlanda
Adrián ha querido dejar claro que una cosa: "Mis condiciones en Irlanda son muy buenas, pero porque tuve mucha suerte". Su empresa dispone de una serie de pisos que ofrecen a sus empleados, aunque esta situación es muy extraña. Simplemente le sustraen 200 euros de la nómina y luego él tiene que pagar las facturas.
El joven explica a Vozpópuli que "el tema del alojamiento allí está muy difícil". Los precios de los alquileres son desorbitados, especialmente en plena capital. Haber conseguido un alquiler de 200 euros gracias a su empresa le permite ahorrar en grandes cantidades sin ningún problema.
Antes de vivir en el piso de la empresa, su hermana y él compartían una habitación de matrimonio por la que pagaban 1.400 euros -de manera conjunta- y que se encontraban en la periferia de Dublín. Tras su hermana comentarlo en el trabajo, la empresa les ofreció el piso donde viven ahora.
Los impuestos es otro tema que tiene sorprendido a más de uno. "Los impuestos en Irlanda son una burrada pero es equitativo. Yo al cobrar por encima de los 3.000 euros al mes, me quitan unos 1.000 en impuestos, dependiendo del mes. Pero a final de año puedo hacer el tax back y recupero un porcentaje". El joven comenta además que hay cierto desconocimiento hacia dónde van estos impuestos, especialmente teniendo en cuenta la cantidad de dinero que recibe el país de estas tasas.
El sistema sanitario es otro de los disgustos de Adrián Ruiz. En Irlanda no disponen de seguridad social, por lo que "una simple consulta puede costar unos 50 euros, imagínate si te pasa algo más grave", expresa el alicantino.
El transporte público, por lo menos en la capital de Irlanda, es otro aspecto que ha llamado la atención del joven. "Está muy mal para lo grande que es la ciudad. Son muy irregulares los autobuses, no pasan cuando tienen que pasar...".
Pese a todo esto, Adrián defiende que sí merece la pena ir a trabajar a Irlanda. "No merece la pena para vivir para siempre, pero sí para quedarte un par de años y ahorrar", aclara. El alicantino ha querido aclarar que aunque su situación es bastante afortunada para este objetivo, recomienda la experiencia.
PijoListo
El dinero no lo es todo. Como en España no se vive mejor en ninguna parte del mundo. Y ya veremos si al final cobras la pensión porque el mundo es muy cambiante. Vivir en la lluvia y frío de Irlanda o en el Sol de Málaga no hay color y yo he pasado temporadas en ambos lugares y se de lo que hablo pero os deseo suerte, por supuesto